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144 FIDEL AIZPURÚA mundo como casa única en la que ha sido situada nuestra existencia por el amor generoso de Dios47. S. McFague define al mundo como «cuerpo de Dios»», con todas las exigencias y cuidados que un cuerpo requiere 48. Esta mirada benevolente, fraterna, al mundo es imprescindible para dar un giro nuevo al trabajo orante. Mientras se esté pensado en «otro mundo»», en otra realidad, mientas no se mire con amor esta débil realidad tan llena de posibilidades, el trabajo orante corre el riesgo de ser más que una instancia de sentido, una alienación. f) La santidad de vivir La verdadera y «única»» vocación es la de vivir y dar vida; sobre ésta se asientan las llamadas de Dios a la fe y sobre éstas últimas las diversas opciones vitales como respuesta a esa fe, una de las cuales es la VR. Si se quiere dar sentido y orientación saludable a la opción de VR y a lo que contiene (el trabajo orante entre otras cosas) es preciso recuperar el sentido primigenio de la vocación a vivir, de la simple pertenencia a la familia humana, nuestra verdadera y «única»» fraternidad. Mientras no se suscite en el orante el sentimiento de gozo que proporciona la suerte de poder pertenecer a la simple aventura humana, la oración nueva difícilmente lo será. J. Sobrino lo ha descrito muy bien, como antes dijimos, en su difundido escrito Reflexiones a propósito del terremoto que sacudió al Salvador el 13 de enero del 2001: «Me gusta pensar que en esa decisión primaria de vivir y de dar vida que aparece como una santidad primordial, que no se pregunta todavía si es virtud u obligación, si es libertad o necesi­ dad, si es gracia o mérito. No es la santidad reconocida de las canonizaciones, pero bien la aprecia un corazón limpio. No es la santidad de las virtudes heroicas, sino la de una vida realmente heroica. No sabemos si estos pobres que claman por vivir son san­ tos intercesores o no, pero mueven el corazón. Pueden ser santos 47 Por eso mismo, oración y ecología son dos elementos muy próximos. 48 S. M c F a g u e , Modelos de Dios. Teología para una era ecológica y nuclear, Sal Terrae, Santander 1987.

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