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«SI AL SILENCIO LLEGARAS...» Orar personalmente en la cultura secular de hoy INTRODUCCIÓN Queremos hacer, ya de salida, una aclaración y, a la vez, una delimitación del tema de nuestra exposición: en toda ella nos referi­ remos siempre a la oración personal l . El abanico de intenciones y modos orantes es tan amplio como lo es la experiencia misma de la fe 2. Pero muchos estamos persuadidos 3 de que es en la oración personal donde sigue estando la llave del secreto orante. El empla­ zamiento y hasta el reto que ese trabajo orante 4 hace al creyente apunta a las realidades mas básicas de la persona. «La oración es el mismo ser humano: es la verdad y transpa­ rencia de la vida humana, realizada y expresada en lealtad ente el misterio. Por eso, la oración se presenta como valor antropológi­ co (plenitud humanizadora) en un mundo que parece condenado al silencio religioso (secularización) 5. Ese arraigo antropológico hunde sus raíces en la realidad perso­ nal. Por eso decimos que la oración personal es el detonante y la perspectiva de la verdad honda de las múltiples manifestaciones de lo orante. Entendida la oración primaria y exclusivamente como acti­ vidad religiosa termina, hoy sobre todo, por quedar confinada a los «momentos» religiosos de la vida. Esa oración es la que ha generado 1 Eso que antiguamente solíamos denominar como «oración mental», «medita­ ción» y similares. 2 Cf. J. M. V e la sc o , La experiencia cristiana de Dios, Trotta, Madrid 19962, pp. 208 y ss. 3 La espiritualidad tradicional siempre lo ha estado, siendo una de sus mani­ festaciones más fuertes y evidentes la de la contemplación como vocación. 4 Emplearé siempre la expresión «trabajo orante» porque creemos que esa acti­ vidad tiene todas las notas propias de un trabajo, sus logros y sus dificultades. 5 J. P ik a za , «Oración», en AA.W., Conceptos fundamentales del cristianismo, Trotta, Madrid 1993, p. 909.

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