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LA IDENTIDAD CAPUCHINA EN LOS ANALES.. 105 Las secuelas de la apostasía de Ochino ocupan la última parte de la exposición. No escatima nuestro cronista en detalles sobre el estado de ánimo de la Orden después de todos estos aconteci­ mientos: «... no se puede explicar con palabras quanto fue el sen­ timiento, y dolor de los Religiosos. Toda la Orden estava anegada en lagrimas, sin animo, y sin aliento, viendose huérfana del padre que avia tenido y con un sucesso tan desastrado, como su perver­ sión, y fuga a tierra de Herejes» 232. Sin embargo, ante tanto dolor, «Dios que nunca olvida á los suyos en los mayores aprietos, y desamparos... tiene prometida su assistencia especial, y consolo al pequeño Rebaño con muchas divinas revelaciones que le sobrevi­ nieron, y con esperanzas de sucessos mejores le ayudaron á pas- sar la presente desdicha» 233. Concretamente Boverio relata dos visiones, una en la que Cristo le dice al pontífice y a los cardena­ les: «Dejad ya la conspiración contra el habito Capuchino...» 234 Y otra en la cual la Virgen María consuela a un hermano: «No temas hijo, que no caerá la Religión de los Capuchinos, antes durara segura, y estable... Pierde todo miedo, que el amor, y voluntad que tenemos mi hijo, y yo a esta Religión, es muy grande» 235. Estas visiones no vienen a significar otra cosa que el apoyo divino a la nueva religión. A pesar de lo perjudicial del caso de Ochino, nuestro cronista lo concibe como muy útil para los Capuchinos, ya que una Orden tan fecunda no puede quedar menoscabada por un caso así. «Grave fue... la ruyna de Ochino. Tampoco se niega, pero dañosa a él, no a la religión, antes á la religión sumamente útil» 236. Para salir al paso de la atribución a Ochino de la paternidad y fundación de la Orden afirmará que «ni puede tener á Dios por Padre, ni á la Religión por hija, el que no tiene á la Iglesia por Madre» 237. 232 Id., cap. VII, n. 51, p. 346. 233 Id., n.53, p. 348. 234 Id., n.54, p. 349. 235 Id., n.55, p. 350. 236 Id., cap. VIII, n. 63, p. 352. 237 Id., n. 65, p. 353. M ario M ercato S aracen o sale al paso ya en su tercer rela­ to a las afirmaciones de un tal Florimod de Raemond que atribuye la paternidad de la reforma capuchina a Ochino. MHOMC I, 458-459. Boverio es heredero de esta concepción de Mario.

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