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100 POLICARPO FELIPE ALONSO no hallando fácil su execucion despues de averse passado fray Fran­ cisco á los Capuchinos, le siguió alli á poco» 202. Fue elegido general de la Orden «de acuerdo común» en el famo­ so capítulo de 1535 , y elegido sobre todo por su vida virtuosa 203. Ya como General, Boverio ensalza sus dotes de gobierno en todos los sentidos: «... governava la Religión con sabiduria mas divi­ na, que humana...» 204. Sus visitas también son ponderadas: «quando hazia platicas á sus Frayles, atendia principalmente á edificarlos, y confirmarlos en el Altissimo fundamento de la pobreza», pero, a la vez, reformó algunas casas por los excesos que se cometían con la misma: «les reformo... lo que tocava al vino, y guisados, que hasta entonces no los admitían, ó muy raras vezes, señalándoles una Regla de mediocridad, y templanza entre mucho, y poco...» 205. Nuestro cronista subraya que Bernardino cultivaba una concepción de su cargo de General, la cual «servíale, no de sobervia que le desvane- ciesse, sino de humildad que le derivasse a un profundo desprecio de si» 206, al contrario que el malogrado fray Luis. Vemos, pues, cómo Boverio contrapone ambas figuras, la de fray Luis y la de Bernardi­ no, aunque no de un modo directo. Su actitud para con todos los religiosos fue de constante preo­ cupación por que cultivasen perfectamente todas sus costumbres. Destacó por su celo en visitar, por su prontitud y sabiduría en curar achaques espirituales, por sus consejos a los religiosos con el fin de evitar la ociosidad y desarrollar una vida de oración plena...207, sus­ tentando todas esas costumbres sobre la oración, a la que conside­ raba como «madre de la Religión»: «el religioso sin oracion, es se- 202 Id., n. 58, p. 551. Aquí está haciendo referencia Boverio a la concesión, por parte del papa Clemente VII, de la bula In Suprema , en 1532, que mandaba que en todas las provincias fueran levantadas casas de recolección y daba permiso a los frai­ les deseosos de reformación para que fueran a habitar en las mismas. La tardanza, por parte de Pablo Pisotti, para dar cauce a este mandato papal, fue lo que hizo que Fran­ cisco de Jesi y Bernardino de Asti se pasasen a los capuchinos. Iriarte, 215. 203 Crónica, Lib. 12, cap. VIII, n. 62, p. 552. 204 Id., n. 63, p. 553. 205 Lib. 6, cap. I, n. 6, p. 263. 206 Id., n. 3, p. 262. 207 Lib. 12, cap. VIII,nn. 65-71, pp. 553-556.

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