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86 POLICARPO FELIPE ALONSO decidió entrar en la Observancia, señalándose por su modo de vida y «siendo un dechado de humildad, de obediencia y de pobreza»147. También desde su primera etapa como observante era «uno de los que con mayor estudio, y solicitud procuraron en aquel tiempo la observancia de la Regla perfecta, y pura», a su vez «hazia, en la Orden de los Observantes una vida, no humana, sino celestial», era poseedor de un «espíritu fervorosissimo... observantissimo de la Regla, profesaba con la pobreza tan estrecha amistad, que conten­ tándose con un simple habito, que sirviese mas de cubrirse el cuer­ po que de defenderse del frió y de las demas incomodidades...y tenia una caridad admirable»148. Su deseo de vivir la Regla y de cumplirla hasta el extremo le hará cuestionarse su puesto en la Orden de la Observancia; este mismo sentido de búsqueda se acrecentará cuando un religioso le revele la verdadera forma del hábito de san Francisco: «Dilineole el Religioso la forma del habito, con el capucho largo, y agudo, cosido a el, y sin parte alguna que cayesse á los ombros, ni a las espaldas»149. Acla­ ra Boverio que este religioso sabía la forma del verdadero hábito de san Francisco por el hábito que del santo se conservaba en Asís, y por la muchas imágenes que se veían en esta ciudad, en Roma y en otros muchos lugares. Pero Mateo, a pesar de ver muy claro todo lo que buscaba, no cesaba de tener momentos de indecisión y de duda ante la postura que los superiores adoptarían cuando se enteraran de su nueva opción de vida y vestimenta. Este descubrimiento de la ver­ dadera forma del hábito de san Francisco vendría a configurar el pri­ mer momento de su deseo de reforma. Un segundo paso tiene lugar cuando Cristo se le aparece en forma de pobre y le pide limosna, Mateo le cederá un pedazo de su hábito. En otro momento oyó la voz del mismo Dios que le decía: «Mateo, la voluntad de Dios es, que guardes la Regla perfectamente, á la letra, á la letra, á la letra» 15°. Esta revelación por parte del mismo Dios, hará que cosa en su túnica el capucho cuadrado y que parta 147 Id., n. 70, p. 502. 148 Lib.1, Cap. VIII, n. 48, p. 43. 149 Id. , n. 49, p. 43. 150 Id. , n. 57, p. 46-47.

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