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LA IDENTIDAD CAPUCHINA EN LOS ANALES. 81 depende de Dios el que haya sobrevivido. Así fue también el prin­ cipio de la Iglesia cristiana, pero Dios proveyó. De todo ello deduce nuestro cronista que el único autor de la reforma es sólo Dios, desligándose de toda insinuación de reforma por parte de los hombres, en concreto de Mateo de Bascio y de Ludovico de Fossombrone, «porque una propagación tan rara, y tan admirable, como fue la desta familia, y unos aumentos tan milagro­ sos, quien avrà que ose referirlos à ningún Autor, sino à Dios, Autor unico de prodigios, y de milagros?»137. Esta será la tónica dominante durante toda la exposición de Boverio, tratar de fundamentar el ori­ gen divino de la Orden en las actuaciones de los hermanos, pero sin que estos actos tengan algo que ver con la fundación primigenia de la misma, que corrió a cuenta de Dios. Concretando, la finali­ dad de la Orden es la de garantizar la pureza de costumbres tanto a nivel de orden como a un nivel más amplio, y todo ello promovido por la mano del mismo Dios, Fundador y origen de la misma. Pero como ya dijimos anteriormente, toda fundación que se precie necesita estar cimentada sobre la figura de un fundador caris­ màtico que le dé consistencia y unas líneas fundamentales a seguir. La nueva Orden capuchina no nace directamente de la mano de un personaje de este calibre, sino que requiere la aportación de varios hermanos para desarrollar cierta consistencia, lo que da a su funda­ ción un carácter claramente ecléctico y disperso. Boverio, una vez que ha justificado la existencia de la nueva Orden apelando al ori­ gen divino de la misma, recurre a la figura de san Francisco, conci­ biéndolo como el único y verdadero fundador suscitado por Dios como padre de la nueva reforma. En nuestra crónica, la figura de san Francisco tiene un papel rele­ vante, y se configura como el eje de la misma. Todos los personajes, acontecimientos y sucesos están vertebrados en torno a su persona ya que la nueva reforma capuchina nace con una finalidad muy defi­ nida desde el principio: el fiel cumplimiento de la Regla de san Fran­ cisco, que no es otra cosa que una imitación de su vida. Francisco sobresale principalmente por ser el Autor de los capuchinos y por servir de modelo a los hermanos. Boverio no se molestará en relatar 137 Id., cap. VIII, n. 64, p. 22.

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