PS_NyG_2002v049n001p0007_0126

LA IDENTIDAD CAPUCHINA EN LOS ANALES. 77 existen de traducir, la literal y la que prima el sentido. El padre Fran­ cisco optó por hacer una historia más coherente y compacta, pero eso no quiere decir que trastocase completamente el original ya que, sencillamente, lo estructuró de una forma distinta. Valga para demos­ trar esto, un botón de muestra de un texto cogido al azar y facilitado por Melchor de Pobladura en el artículo citado 132: Boverio I, an. 1524, n. 18 «Haud facile quis enarrare queat, quam ingentes ad pietatem mortus, nova haec Reformatio, repente in Orbe concitaverit; quam- que ardentes ad omnia virtutum genera flammas, nedum igniculos, in omnium animis accenderit. Vix enim exorta, tam praeclara, et admiravili vitae ratione, tantaque caelestium virtutum luce corusca­ re visa est, ut mox omnia vitiorum monstra persequi, debellare, confondere; homines ab avaritiae studio, a carnis cupiditatibus, atque a caeteris sceleribus revocare universos ad virtutum studia propellere, cunctos ad poenitentiam provocare; tanta vi, tantaque Dei virtute coeperit, ut plerique divini amoris flammas ex illius aspectu concipientes, ab eo tempore bellum vitiis indicere, plures efficarioribus vitae exemplis commoti, delicias fugere atque ani- mum ad virtutem transferre; plurimi ade mundanarum rerum con- temptum animari; innumeri per calcatas opes, ac parentes ade Cru­ cis vexilium, ad Monasteria, ad solitudes pergere festinaverint». Moneada I, p. 32, n. 18 «No es fácil dezir, quan grande afición y movimientos a la pie­ dad levanto esta nueva reformación de repente en el mundo; y quantos no solo fervores, sino fuegos de vivísimas llamas para todo genero de virtud, encendió en los ánimos de las gentes. Porque apenas nacida, la vieron ya resplandecer en sus religiosos con un modo de vida tan admirable, ocupándose siempre en perseguir los vicios, en vencerlos y en assolarlos, en desviar los hombres del estudio de la avaricia, de los apetitos de la carne, y de las demas miserias en que estavan metidos, en alentarlos al deseo de las vir­ tudes, y provocarlos a la penitencia; y obrava en ellos tan milagro- 132 Id., 256-257.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz