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12 POLICARPO FELIPE ALONSO ponderancia que han adquirido los aspectos sociológicos. Los aná­ lisis más abundan tes sobre las fuentes se dan a nivel m etodoló­ gico, y todo ello con la p retensión de fundamentar una inves­ tigación seria tanto a nivel general como en lo que se refiere a Órdenes e Institutos. Hipolite Delehaye 6 es prácticamente el primero en abordar el estudio del significado de las leyendas hagiográficas. Su obra supo­ ne la base para el desarrollo de otras posteriores, incluso actual­ mente constituye un indudable lugar de referencia. Concibe los documentos hagiográficos teniendo en cuenta su carácter religioso y su sentido edificante, y no solamente como una información de los santos, sin perder de vista tampoco la afinidad de muchas leyen­ das cristianas con las de las religiones antiguas paganas 7. La leyenda es un relato que supone un hecho histórico sobre el cual se realiza una operación «inconsciente o irreflexiva» fruto del sentimiento popular y sin otra finalidad que la propia edificación del mismo pueblo. En estas leyendas nacidas del pueblo, «predomi­ nan los sentidos sobre la inteligencia »8 y no importan ni la cronolo­ gía de los hechos ni el lugar geográfico donde acontecen 9. Pero no todos los textos hagiográficos tienen la misma importancia, de ahí que nuestro autor distinga varias categorías de documento: en pri­ mer lugar destacan los procesos verbales, seguidos de los testimo­ nios oculares, actas, romances y relatos falsos. También hay lugar en su estudio para los hagiógrafos y su labor, la cual está centrada en la recepción de la tradición en sus tres formas: escrita, oral y figurada; y en servir o tratar de satisfacer el deseo popular, llevándole en muchas ocasiones a inventar. De esta forma, la labor del hagiógrafo está supeditada a las necesidades del pueblo. 6 H. D elehaye , Les légendes hagiographiques, Bruxelles 1927. 7 Dedica todo un capítulo de su obra para demostrar esa afinidad, se trata del cap. VI: Reminiscencias y supervivencias paganas, 140-195. 8 Id., 47. 9 El mismo autor es consciente de la dificultad que supone establecer una defi­ nición de lo que es la leyenda ya que la permeabilidad con otros documentos, como pueden ser la fábula, el mito, el romance... es manifiesta. Esta aclaración hay que tomarla en cuenta a la hora de referirnos a la leyenda como algo unívoco.

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