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28 POLICARPO FELIPE ALONSO pobreza por parte de los medios dirigentes de la Iglesia, algo que se puso de manifiesto, sobre todo, en los documentos hagiográficos de ese tiempo40. 2. M ovimientos ermíticos A partir de la segunda mitad del siglo xiv se dan en Italia, Espa­ ña y Francia una serie de brotes reformísticos con un marcado carác­ ter eremítico que permanecerán hasta la misma reforma capuchina. García Oro denomina esta época como la «era de las reformas», en la cual «familias autónomas, llamadas comúnmente Observancias o Reformas, acometen frontalmente la empresa de un remozamiento de la propia orden religiosa»41. Se llegó a un enfrentamiento entre posturas novedosas (Observancia) que buscaban acoplarse más ade­ cuadamente al espíritu primigenio apelando a una mayor fidelidad a la inspiración originaria, y posturas tradicionales (Conventuales) que siguieron el régimen tradicional de la Orden en un espíritu de continuidad. Preguntándonos sobre las causas de estas reformas, tenemos que decir que sería un error de simplificación reducirlas a un relaja­ miento del modus vivendi de la Orden, o a una separación del espí­ ritu primigenio fruto de una vida menos comprometida por parte de los hermanos que la integran. Evidentemente que esto fue un factor de mucha importancia; sin embargo, es necesario enumerar otras cuestiones relevantes, tales como una distinta interpretación y apli­ cación de la Regla, múltiples formas de observar el mismo Testa­ mento de san Francisco, el tema de la observancia de la pobreza, los estudios, el problema del carácter urbano o no de la Orden 42, o 40 A. V auchfz , «La place de la pauvreté dans les documents hagiographiques à l’époque des spirituels», en Chi erano, 125-143. 41 J. G arcía O ro , «Conventualismo y Observancia. La Reforma de las órdenes religiosas en los siglos xv y xvi», R. G . V illoslada (dir.), Historia de la Iglesia en Espa­ ña 111/1.°, Madrid 1979, 211; Iriarte, 105. 42 Comenta Cargnoni que «a la fase creativa y espontánea de la Observancia, con su predicación itinerante, sigue, iniciado a finales del 400, una fase de mayor intromisión en el contexto urbano y de un mayor papel de los observantes en el seno de la sociedad civil y eclesiástica, y lentamente son fagocitados por las fuerzas

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