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LA IDENTIDAD CAPUCHINA EN LOS ANALES. 27 ran la Orden de los Menores como la nueva orden anunciada para tal tarea. El problema surgió cuando algunos de ellos arremetieron contra la figura del papa, que representaba a la Iglesia jerárquica, en concreto contra Bonifacio VIII, considerado como usurpador de la sede petrina cuando Celestino V, el «papa angélico», renunció. Este rechazo del papa y el considerarle como herético, llevaba con­ sigo también el rechazo de su concepción y de su autoridad sobre la Regla. Por otra parte, no sería acertado considerar este movimiento espiritual como un bloque monolítico en ideas, como un fenómeno uniforme o unitario. Los modos de ser espiritual eran varios, como varias eran las interpretaciones de Francisco y de su intención 38. Así, tenemos que las posiciones de Ubertino respecto al tema de la pobreza de Cristo y de los apóstoles no eran las mismas que las que tenía Clareno. Tampoco podemos incluir a Olivi y a su obra dentro del campo de los espirituales, ya que éstos hicieron un uso marginal de sus ideas, sin tener en cuenta el sentido general y global de su obra, que pudo tener algún influjo joaquinita, pero no espiritual39. La escisión con respecto a la comunidad no se hizo esperar y tuvo lugar entre los años 1312 y 1318. Juan XXII los condenaba final­ mente en 1317 con la bula Sancta romana, declarando que toca solamente a los superiores determinar los puntos concretos en mate­ ria de pobreza. Con este decreto papal el final de los espirituales se precipitó, los que resistieron hasta el fin murieron en la hoguera, otros fueron encarcelados, a otros se les permitió cambiar de orden, algo que rechazó Ubertino de Casale. Clareno, fiel a sus ideas, tam­ poco aceptó la condenación papal y se pasó lo que le quedaba de vida huyendo, hasta su muerte en 1337. Las repercusiones de estos turbulentos enfrentamientos provocaron un claro descrédito de la 38 F. A c c r o c c a , «L’influsso degli spirituali sulle Costituzioni di Albacina», V. C ris- c u o l o (ed.) Ludovico da Fossombrone e l’Ordine dei Cappuccini, Roma 1994, 282. 39 Los autores que a continuación citamos se esfuerzan en demostrar esa idea. H. de L ubac , La posteridad espiritual de Joaquín de Fiore I, Madrid 1989, 94-109; R. M anselli , «Pietro di Giovanni Olivi spirituale», en Chi erano gli spirituali. Atti del III Convegno Intemazionale, Assisi 1976, 183-204; J. P aul , «Les spirituels, l’Église et la papauté», Id., 223-262. O van A sseldonk , «Le réforme des Frères Mineurs Capucins dans l’Ordre franciscain et dans l’Église», en La lettera e lo Spirito 6/1, Roma 1985, 228-231.

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