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18 POLICARPO FELIPE ALONSO de entenderlo por parte de sus sucesores y seguidores. Los capu­ chinos en su legislación, concretamente en su bula fundacional R eligion is zelu s (1528), buscan la unión directa con la forma de vida originaria promovida por el fundador; la imagen de Francisco que se quiere recuperar adelanta una propuesta de vida exigente, indudablemente selectiva, en el sentido de que ella no es llevada o vivida por todos y no todos son por ella llamados. A modo de síntesis, podríamos terminar afirmando con Accrocca que «en el origen de toda reforma continúa siendo legítima la experiencia reli­ giosa de Francisco que venía leída y releída en contextos diferen­ tes y cambiando situaciones históricas, dando origen, de vez en cuando, a una autoconciencia diversa, que abría el camino a una diversa obligación y a una presencia renovada del franciscanismo en la vida de la Iglesia y de la sociedad»25. Pero no es Francisco el único sobre el que se han centrado los estudios, ya que también el fundador de los dominicos tiene otros tantos sobre su imagen y figura y la concepción de éstas en su Orden a través de los siglos. Concretamente tenemos la obra de Luigi Canetti2Ó, cuya pretensión es hacer un recorrido crítico por la historia de las representaciones historiográficas más destacables de santo Domingo y por las transformaciones históricas por él sufridas. La imagen de Domingo es un eco de las situaciones de la Orden durante los primeros cuarenta años. El evento de su canonización contribuyó a crear una cierta imagen oficial de su santidad. Esta inci­ dencia no pasó desapercibida y se dejó notar en los primeros testi­ monios importantes sobre el santo, concretamente en la obra de Giordano de Sassonia (Libellus), que es el primer testimonio de la construcción de una precisa y sólida autoconciencia histórico-ecle- siológica en el interior de la Orden a menos de veinte años de la fundación, además de ser la fuente de todos los sucesivos y nume­ rosos retratos hagiográficos de la imagen de santo Domingo. Todas las fuentes de que disponemos parten de la visión de Domingo como santo canonizado, de ahí la dificultad para escudriñar lo origi­ nal de cada una de ellas. Esta imagen de Domingo representaba el 25 Id., 198. 26 L. C anetti , L’invenzione della memoria. Il culto e l’immagine di Domenico nella storia dei primi frati predicatori, Spoleto 1996.

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