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LA IDENTIDAD CAPUCHINA EN LOS ANALES. 121 todos, acompañándoles tan universal en sus mismos afectos, que llorava con los que lloravan, gemia con los que gemían, se que- xava con los que se quexavan, y teniéndolos comunmente por hijos, tratándolos con entrañas, y ternura de madre» 292. También destacó por su vida virtuosa con una constante ora­ ción y añadiendo a ésta un riguroso ayuno, «sin alimentarse los vier­ nes de todo el año en memoria de la passion del Señor, y los saba- dos en honor de la Virgen santissima, mas que con pan y agua...» 293. Consideró abandonar el hospital para dedicarse a la oración con mayor quietud, pero oyó una voz del cielo que le preguntaba: «Maria... porque no me amas a mi?, habiéndote hecho beneficios tan grandes, y restituidote la salud, y uso de tus miembros? Conocio entonces que el Señor no aprovava el intento que avia concebido de salirse del hospital, en cuyos enfermos curava otros tantos hijos de Dios, y aun al mismo Dios...»294 Cuando murió «concurrió una multitud increible de nobles, y plebeyos a pedir que se les mostrasse el cuerpo de la sierva de Dios. Y fue tanta la instancia que en esto se hizo, que huvieron de mos­ trarles por una red, donde unos, y otros le besavan las plantas devo­ tamente, sintiendo todos un suavissimo olor, que los confirmava en la opinion que tenian de su santidad...» 295 Es muy importante que Boverio recoja esto, ya que muestra el carácter de figura de santi­ dad de que gozó esta mujer, sobre todo a nivel popular, algo que no se puede dejar de tener en cuenta. Los puntos fuertes en los que incide Boverio para resaltar esta figura de María Longa son su aportación como fundadora de las capuchinas, y como fundadora goza de toda una serie de dotes y de virtudes especiales que le permiten encabezar dicha funda­ ción caritativa. Y el otro punto importante a tener en cuenta, incluso más que el primero, la fama de santidad de que goza una vez muerta, algo que nuestro cronista se encarga de resaltar espe­ cialmente. 292 Lib. 8, cap. XV, n. 124, pp. 370-371. Id., n. 128, p. 372. 293 Id., n. 126, p. 371. 294 Id., cap. XVI, n. 31, p. 373. 295 Id., cap. XVII, n. 141, p. 377.

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