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112 POLICARPO FELIPE ALONSO 2.2.3. La santidad de los personajes Antes de centrarnos en los milagros y virtudes que sobre algu­ nos de ellos nos cita Boverio, hay que aclarar que la santidad de estos personajes es directamente proporcional a la vinculación de todos ellos con la Orden. Por lo tanto, lo primero que este cro­ nista pretende resaltar es la pertenencia de todos ellos a una Orden que tiene un origen divino y que en ningún caso posee una depen­ dencia exclusiva por parte de ellos. Esta idea está muy enfatizada a lo largo de todo el relato, pero sobre todo cuando presenta a per­ sonajes como Mateo de Bascio o Luis de Fossombrone. Al primero de ellos no le concibe como el autor de la reforma, sino solamente como «el primer origen de la reforma de los capuchinos» 257, y de fray Luis dice que «ni fue el restituydor del habito religioso, ni la religión de los capuchinos puede atribuirle el primer origen de su reformación. De que se saca que si queremos mirarlo profunda­ mente, que uno y otro, fray Mateo y fray Luis, en los principios de la reformación y en su tierna edad, antes la pusieron en contingen­ cia que la ilustraron con sus acciones, y que si la bondad inmensa de Dios no la assistiera con su amparo y virtud, ellos sin duda la hubieran apressurado mas que al ser, al sepulcro en su origen y nacimiento» 258. El trato de santidad que reciben estos personajes se da, sobre todo, a través de las distintas virtudes que practican y de sus más destacados milagros. Las virtudes ya están presentes en algunos desde su adolescencia e incluso desde su niñez. Así, ya desde sus primeros años Mateo se inclinaba hacia las cosas divinas, oía devo­ tamente la misa, tenía sus ratos de oración e incluso hacía ayunos, llegando a predicar a los hombres y a exhortarlos a la penitencia 259. De Francisco Essino se destaca su abstinencia: «Su templanza en comer y en beber era singular, y governaba con tal prudencia que la naturaleza... no le quitaba lo necesario... Assi, fray Francisco se exercitaba en ella (abstinencia), conociendo que es introducción para las demas virtudes, y exercitavase con extremo tan grande que nin- 257 Introducción, cap. VII, n. 55, p. 19. 258 Id., n. 62, pp. 21-22. 259 Lib. 11, cap. XI, n. 70, p. 502.

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