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474 JOSÉ LUIS LARRABE DO S OBSERVACIONES IMPORTANTES 1.a Por los sacramentos, al hombre, que por el pecado iba en dirección a la muerte, le da vuelta, le hace volver en dirección a la v id a : atraído por la gracia, acepta ésta por la libertad. 2. «Por la fe se inaugura nuestra historia de salvación» (n. 1080): «perfidem ‘patris credentium\ qui benedictionem accipit, salutis his­ toria inauguratur». LA FE Y LA INICIACIÓN CRISTIANA Si la salvación está y viene del misterio de Cristo, ¿con qué acti­ tudes y disposiciones subjetivas hay que entrar en este misterio de fe de nuestra salvación? El n. 1083 responde que ante todo afirmando la necesidad de la fe y el amor por nuestra parte; también la adoración, la alabanza y la acción de gracias por tanto don (que es Él mismo). La idea original del Padre tiene como protagonistas a Cristo (nn. 1084 y ss.) y el Espíritu Santo (nn. 1091 y ss.). El evento de Cristo no pasa, es único: todos los demás acontecimientos de la historia, una vez que han transcurrido, pasan «devorados por el tiempo pretérito»; en cambio, el evento de la cruz y Resurrección de Cristo permanece, y todo lo trae a vida (n. 1085). Los sacramen­ tos lo hacen presente para nosotros. Todos los sacramentos son presencia de Cristo, presencia que se hace y se ofrece real (en cada sacramento a su manera, según el simbolismo de cada sacramento (n. 1089). Y es que Cristo glorioso, que está junto al Padre, nos atrae hacia sí a través de los sacramentos, principalmente (n. 1090). Los SACRAMENTOS DE LA INICIACIÓN CRISTIANA Todos ellos, los tres, son obra y gracia del Espíritu Santo, cada uno en su especificidad, en su significado propio y eficacia. En efecto, el Espíritu Santo, que es el pedagogo de la fe del pueblo de Dios, es también el artífice principal de la vida de los sacramentos, el que logra que podamos vivir en nosotros la vida del Resucitado, el que suscita en nosotros la respuesta de fe y amor, el que logra la convergencia y hasta la coincidencia en comunión en la Iglesia (n. 1091).