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Algunos de estos elementos eucarísticos, aunque parezcan ele vados, sí que están al alcance de todos: por ejemplo, cuando en el apartado siguiente, el II, se nos habla de la eucaristía como acción de gracias por las obras maravillosas de Dios en nosotros y con noso tros; la eucaristía se nos presenta como cena con el Señor (Domini c a Cena), «se trata de la cena que el Señor celebró con sus discípu los» [y lo sigue haciendo con los de ahora, pequeños y grandes, diríamos en este contexto]: es fr a c c ió n del p a n [en cursiva] compar tiendo el pan. Ahora bien, ¿quién no entiende eso de «comer todos el mismo pan», un pan roto y entregado por los demás?; y que los así reunidos en tomo a la misma mesa, mesa del Señor, forman la imagen viva de la única familia, única Iglesia de Cristo, etc. (cf. n. 1328 y ss.). También se entienden, incluso por parte de los niños, aspectos que bajo el epígrafe de memorial se nos ofrecen en el Catecismo: ofrecimiento de Cristo a nosotros y a cada uno de nosotros [un ofre cimiento actual, no sólo pasado] y, en correspondencia, nuestro pro pio ofrecimiento a Él; alabanza a Dios, banquete espiritual, ofreci miento puro y santo, etc. (n. 1330). Que la eucaristía es fuente y centro de todo lo que agrada a Dios, celebración de los santos mis terios de Dios, también cuando se les habla de la presencia de Jesús en el sagrario (n. 1330, 2). La iniciación a la eucaristía supone también explicar, ya desde esas tempranas edades, el concepto vivo e integral de «la comunión» (no sólo con Dios, con Cristo) sino también con los demás, princi palmente con los más pobres, humildes y necesitados: aprender a compartir, no sólo a poseer los «regalos»... Incluso el lavatorio de los pies por parte de Jesús a sus discípulos está lleno de enseñanzas que pueden captar perfectamente los que van iniciándose a la euca ristía (n. 1337: «eis p ed e s lavit et m andatum dedit amoris»: les lavó los pies y les dio el mandamiento del amor (ibíd.). Se nos explican vivamente el origen y los valores de la misa dominical, no sólo ni principalmente el precepto, que al quedar en mero precepto se borraría fácilmente del horizonte juvenil. Hay no pocas quejas al respecto en cuanto al modo de celebrar por parte de los sacerdotes y de muchas de las homilías 17. URGE MEJORAR LA INICIACIÓN CRISTIANA A LA LUZ... 487 17 Se hace eco de esto Javier M. S uescun , Me aburro en Misa, Madrid: San Pablo, 2000, 166 pp.
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