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URGE MEJORAR LA INICIACIÓN CRISTIANA A LA LUZ DEL CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA UNA PREGUNTA FUNDAMENTAL ¿Le va bien a la Iglesia con la iniciación cristiana y sus sacra­ mentos celebratorios tal y como se está llevando a cabo en los tiem­ pos actuales? Son muchos los teólogos —buenos teólogos— y pas- toralistas —y buenos pastores— que piensan que así no van bien las cosas, ya que los frutos de evangelización y perseverancia en la inserción en las comunidades eclesiales son escasos. ¿Razón de esta insatisfacción? La de que muchas veces se están dando todos los sacramentos de iniciación cristiana sin lograr esta misma iniciación a la que están destinados y que se quiere celebrar en estos sacramentos. Un ejemplo: ¿quién puede estar satisfecho con una o dos charlas preparatorias para el bautismo con padres y padri­ nos, estando como están las cosas en materia de fe [y de falta de fe], es decir, en situación de misión? Comencemos por el planteamiento adecuado; éste no puede ser: ¿a quién dar estos sacramentos, éstos y otros?, sino, ¿cómo hacer cristianos de verdad en comunidades cristianas eclesiales vivas y operantes, contextualizando el tema en una Iglesia de concilio (LG) y en la situación del mundo actual (GS)? I m po r t a n c ia d e la in ic ia c ió n Todas las religiones del mundo y de la historia han cuidado mucho la necesaria y adecuada iniciación. Otro ejemplo: ¿qué decir actualmente de una Orden o Congregación religiosa (de vida consa­ grada) que no cuide con esmero y hasta con mimo la iniciación de sus miembros en el espíritu de ese carisma, con una especie de novi­ ciado o algo similar?

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