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408 ALEJANDRO DE VILLALMONTE el relato pagano de la culpa ancestral sería una «preparación para el Evangelio del Salvador» - (p r a ep a r a tio ev an g é lic a ). Siquiera lo hiciera en forma dialéctica, en cuanto testificaba la ruina espiritual de la humanidad, su impotencia soteriológica, que abriría paso al deseo y mejor recepción del Salvador. B) El PECADO ORIGINAL, MITO PAGANO Al testimonio de Agustín añadimos otro más reciente y, bajo varios aspectos, más fehaciente. El conocido filósofo, teólogo y buen conocedor de la historia de las religiones, Raymond Panikar, ofrece una breve pero nítida indicación que nos abre el camino para bus­ car la auténtica raíz, el terruño vital en el que ha germinado la teo­ ría del PO. Aunque luego la razón especuladora de los teólogos cris­ tianos la haya elevado a la excelsa dignidad de «dogma», respetado como verdad nuclear en la antropología, en la cristología, en la teo­ logía cristianas. Mantenida por muchos como afirmación troncal en todo su sistema de creencias cristianas, «perteneciente a la entraña del Evangelio». Hablando de las varias soluciones propuestas al interminable problema del origen del mal, recuerda Panikkar que la teología occi­ dental responde a la pregunta ¿de d ón d e v iene el m al? (u n d e malum), recurriendo al dogma del PO y a su precursor el mito de la pena. Y añade: «Es inútil reco rd a r qu e el mito d el p e c a d o origi­ nal no es originariam en te cristiano. El h ech o cristiano es el h echo d e la Cruz, la cu a l se ap lica sobre el mito — au n qu e estamos lejos todavía d e una aprox im ación íntima»6. (La cursiva es mía). En estas 6 Raymond P a n ik k a r, «La faute originante ou la inmolation creatrice. Le mythe de Prajapati», en E. C a s te lli (ed.), Le Mythe de la peine, Actes du Colloque organisé par le Centre International d’Études Humanistes et de l’Institute d’Études Philosophi- ques (Rome 7-12 janv. 1967), Paris: Aubier, 1967, pp. 69; 55-100. La expresión apa­ rece repetida por varios de los doctos asistentes a este Coloquio. D. F e r n á n d e z , en su libro El pecado original, ¿mito o realidad?, Valencia: Edicep 1973, muy tempra­ namente se decidía ya por calificar al PO como «mito»*, en el sentido usual de la palabra: afirmación sin fundamento, ficción, fábula, invención imaginativa, cuento. Aunque no se excluía que fuese «mito» en el sentido de los modernos mencionados mitólogos, un mito que da que pensar. Es decir, un mito que plantea problemas hondamente humanos, según estamos exponiendo.

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