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EL MITO, LA FILOSOFÍA, LA TEOLOGÍA, EL DOGMA.. 457 es impuesta por el Tridentino bajo excomunión, como precepto doc­ trinal grave, según nuestra interpretación (DS 1511). Ahora bien, es del todo claro que, eliminada la figura de Adán y de su estado para­ disíaco, ya no hay base ninguna para seguir hablando de un «peca­ do originante» de la miseria humana. Pero eliminado el «originante» es obvio que no se puede seguir hablando del pecado original «ori­ ginado» en cada individuo descendiente de Adán. Los aferrados al texto tridentino deben pensar que, si el canon 1 del decreto que habla del pecado ‘originante’, es indudable que el canon siguiente que habla del pecado «originado» (DS 1512) carece ya de fuerza obli­ gatoria. Finalmente, en toda la tradición de la Iglesia occidental, cuando se hablaba del «pecado original» éste se entendía, por defi­ nición, como pecado adánico por su origen. El catecismo de Astete, popular en España durante varios siglos, define el pecado original: aqu el en qu e todos nacem os h ered ad o d e nuestros prim eros padres. Eliminado el «originante», queda sin sentido hablar del «originado». En alguna parte hemos dicho y repetimos que la doctrina sobre el PO es hoy algo específico, peculiar del cristianismo protestante. La teología católica no tiene motivo ninguno acep tab le p a r a seguir h ab lan d o d e esta vieja doctrina. En dos palabras: la ob r a d e l Tridentino en re fe r en c ia a l PO consistió en can on iza r, solemn izar, p r e c ep tu a r el asen tim ien to a l teologúmeno del PO, que se había formado y plenamente aceptado por la Iglesia occidental, desde el siglo v. La doctrina del PO no es enriquecida interiormente. Simplemente se la dota de mayor rango jurídico y legal; se le otorga mayor solemnidad, obligatoriedad y valiosidad externa, pero no credibilidad intrínseca. Pasamos a des­ cribir circunstancias en las que nació y creció el teologúm eno del PO en la Iglesia occidental. 5. CONSTRUCCIÓN Y «DECONSTRUCCIÓN» DEL DOGMA DEL PO En parte como resumen de lo dicho y en parte para perfilar algu­ nas afirmaciones hechas anteriormente, ofrecemos a continuación una descripción —forzosamente esquemática— del proceso secular mediante el cual se ha llegado a levantar el grandioso edificio doctri­ nal del «dogma» del PO. Al final de esta descripción podrá apreciarse

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