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454 ALEJANDRO DE VILLALMONTE en forma unilateral, excluyente, desconociendo la tradición y la plu­ ralidad. Sin entrar en problemas de índole general, ceñidos al tema que nos ocupa, pienso que los teólogos neoescolásticos no tienen razón cuando a la doctrina tradicional sobre el PO (la recogida por el Tri- dentino) la califican como ‘dogma’ en el sentido solemne que hemos señalado. — La doctrina sobre el PO tradicional en la Iglesia occidental no es doctrina revelada por Dios en la Escritura. No es doctrina bíblica. — No puede pretender apoyo seguro en una Tradición univer­ sal y uniforme. La doctrina del PO fue desconocida en los cuatro primeros siglos. La desconoce todavía hoy la Iglesia oriental. En la Iglesia occidental perduran diferencias profundas a la hora de preci­ sar qué es «eso» del PO. Desde hace más de cincuenta años la doc­ trina tradicional ha estado sometida a reformulaciones profundas. No existe entre los católicos una que pudiera llamarse «opinión común» (communis opinio) respecto al PO. Crece el número de los que la niegan taxativamente. — El magisterio de la Iglesia en ninguno de sus decretos ha impuesto esta doctrina como «dogma» en sentido solemne y técnico de la palabra. El decreto de concilio de Trento «Sobre el pecado original» (De peccato originali) es propuesto como texto decisivo para calificar a la doctrina del PO como ‘dogma’ en el sentido de la neoescolástica moderna. En mi opinión, no existe base segura para otorgar al PO la referida suprema categoría doctrinal 37. 37 En la segunda mitad del siglo xx surgió una fuerte y generalizada discusión sobre la hermenéutica de textos conciliares. Nominalmente sobre los textos del Tri- dentino. Y entre ellos, tal vez más que otros, los refrentes al PO. Recordamos, entre otros, los trabajos de A. Vanneste, U. Baumann, M. Flicck-Z. Alsezghy, P. Schoonen- berg. D. Fernández reasume el tema y ofrece un comentario documentado y abierto, Doctrina del Concilio de Trento sobre el pecado original en XXIX Semana Española de Teología (Madrid, 15-19 sept. 1969 ), Madrid 1970 , 259 - 293 . Para una síntesis y raloración de toda la discusión, A. de Villalmonte, El pecado original. Veinticinco años, 338 - 348 ; 500 - 510 . En forma más monográfica, amplia y personal, A. de V illal ­ monte, «Qué ‘enseña’ Trento sobre el pecado original», en Naturaleza y Gracia 26 ( 1979 ) 167 - 248 ; Id., Cristianismo sin PO, pp. 81 - 99 .

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