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EL MITO, LA FILOSOFÍA, LA TEOLOGÌA, EL DOGMA.. 445 pués de que este concepto hubiera sufrido una total transformación por obra de los teólogos cristianos. Podemos decir que la incon­ gruencia entre el ‘mito’ y el ‘dogma’ del PO desaparece, o se hace aceptable en la medida en que se logre elevar de categoría, por así decirlo, al mito de la caída original y, desde el lado opuesto, se logre rebajar de su altísimo pedestal de «dogma» a la teoría del PO. A ) U na a fin id a d c o n g èn ita , in d estru ctible La afinidad entre el universal mito pagano de la caída original y el ‘dogma’ del pecado original —tenido por medularmente cristia­ no— viene de nacimiento. Ya henos señalado la continuidad termi­ nológica y, en tanto, conceptual y real entre el «pecado original» de la teología y sus antecesores y contemporáneos: el viejo pecado, antiguo pecado, pecado antecedente, de que hablan los mitógrafos y los filósofos. El PO d e la teología cristiana es el h eredero históri­ co d el «antiguo p e c a d o » d e las diversas n arracion es míticas. El PO se dice que se propaga por generación biológica, por contagio. Aser­ ción que incluye, según los teólogos de siglos pasados, la inclusión de todos biológicamente en Adán (secundum seminalem rationem, secundum corpulentam substantiam). Además de la inclusión en él como cabeza jurídica, lo que lleva a pensar que todos sean declara­ dos culpables en el primer padre de la tribu humana. También el lenguaje religioso cristiano, incluida la liturgia, mantiene, hasta nues­ tros días, esta contigüidad terminológica e interna. El magisterio de la Iglesia católica impone a sus fieles la confe­ sión firme de que la Madre del Señor «fue preservada inmune d e toda m an cha del p e c a d o original en el prim er instante d e su concepción * (DS 2803). A la Virgen María se la llama por excelencia ‘la Inmacula­ da’, la ‘Purísima’, para indicar que ella está limpia del PO y de cual­ quier otro. También el Tridentino, al hablar del pecado que a su jui­ cio habría cometido Adán, se expresa en el lenguaje simbólico del mito: por él, Adán/sus descendientes bajo la ira de Dios, bajo cautivi­ dad del demonio (DS 1511). El lenguaje religioso cristiano, a todos los niveles, utiliza asiduamente el símbolo mítico de la mancha para hablar de cualquier pecado, pero sobre todo del PO. Se dice que las aguas del bautismo limpian el p e c a d o original y todo pecado. Aun­ que éste no sea, ciertamente, su significado simbólico primero. El

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