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EL MITO, LA FILOSOFÍA, LA TEOLOGÍA, EL DOGMA.. 433 la mentalidad tribal, patriarcal hebrea y de todo el mundo anti­ guo. Desde aquí estaba abierto el camino para llegar al protopa- rente de la tribu, de la humanidad, y para presentar allí al pecado de éste como el origen fontal de tanta miseria como aflige a la raza humana. P. Ricoeur señala el origen primero del mito de Adán y, luego, mediante éste, de la teología entera del PO, en el rito de la confe­ sión publica que Israel hacía de su pecados. Confesión que implica­ ba una mentalidad tribal, patriarcal. Todos los componentes de la tribu están asociados a un mismo destino, participan en todo lo bueno y en todo lo malo que ocurra a cada individuo y, sobre todo, al patriarca de la tribu. Todos, unidos como un solo hombre (perso­ nalidad corporativa, que dicen algunos), exclamaban: /hemos p eca ­ do contra ti! Pero la confesión del pecado va unida a la súplica para que Yahvé les libere de los males que el pecado (y sólo él) les ha acarreado. Es decir, se tiene conciencia y creencia de que todos los males que afligen al pueblo se deben a que el pueblo es un pueblo pecador. La conexión interna entre culpa y pena, crimen y castigo no estaba racionalmente sistematizada, pero era intensamente y tenazmente vivida. Al lado de estas reflexiones y sugerencias sobre la liturgia peni­ tencial hebrea como lugar de nacimiento del mito de Adán y, mediante él, de la teología del PO y de ésta del «dogma» del PO, cabe añadir alguna ulterior aclaración. Que, según me parece, podría ponerse en la línea del propio Ricoeur: analizar en sus estruc­ turas originarias, elementales, el hecho vivencial de la liturgia peni­ tencial, de la confesión pública del pecado. En ella podemos subra­ yar estos elementos estructurales que nos interesa especificar: — Junto con la vivaz conciencia de la condición miserable del pueblo (humanidad) aparece y se vive, con similar intensidad, la convicción de que la miseria se debe al pecado del pueblo. Pero hay que tener en cuenta la evidente y amplia polivalencia significa­ tiva de la palabra «pecado» en la Biblia, especialmente en el Antiguo Testamento: «El pecado abarca el proceso, la intención, el acto, las consecuencias, el castigo». Momentos de un proceso que nuestra mentalidad analítica dota de un nombre propio. Como es patente, encontramos bajo la designación de «pecado» diversas perspectivas y sentidos: a) el alcance y dimensión ritual, a veces con residuos de

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