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432 ALEJANDRO DE VILLALMONTE evitar todos los desdoblamientos de tipo maniqueo, atribuyendo a un Dios el bien y a otro Dios el mal, parece ser que la responsabili­ dad de Dios en cuanto tal no puede ser, si es preciso que Dios sea bueno, más que responsabilidad de uno que castiga. Entonces la responsabilidad tiene que caer en el hombre que ha cometido una falta». Dios quería darle al hombre otra vida distinta 25. A lo largo d e l Antiguo Testamento en con tram o s num erosos ejemplos d e esta m en talid ad prim itiva , qu e a so cian estrecham en te el sufrim iento a la cu lpa hum ana . Tanto los sufrimientos del indi­ viduo como las desgracias del pueblo son calificados continuamen­ te como justo castigo divino por la desobediencia a los compromi­ sos de la Alianza. Por ejemplo, el Deuteronomio resulta fatigoso en su asociación entra la culpa y el castigo, entre el obrar el bien y la recompensa inmediata. Los sabios hebreos, siguiendo las pautas de su predecesores asirio-babilonios, pudieron apreciar que tal teoría entraba en crisis ante el hecho desconcertante de que los impíos prosperan, mientras que los justos/inocentes viven abrumados de fracasos. Por más que muchos salmos animen a la gente devota a pensar lo contrario. El conflicto aparece explícito en el libro de Job. Todo él es una refutación clara del mito y teología d e la p en a . Los amigos de Job, viéndole abrumado de sufrimientos y contratiempos dramáticos, no podían creer que el amigo Job fuese inocente: «¿Recuerdas un inocen te qu e h ay a p erecid o? ¿Dónde se h a visto qu e un ju sto fu e s e exterm inado?» (Job 4, 7 s.). Algún pecado habrá cometido el «santo Job», aunque él mismo no quiera reconocerlo; o simplemente le sea desconocido y oculto. Pero, aunque se acepta­ se la hipótesis de la inocencia personal del doliente, sin embargo, estaba en la mente de los amigos de Job la convicción/creencia en la ley de la correlación indestructible entre el sufrimiento y la culpa. Una p erv iv en c ia d e la ley d e l talión . Por eso, se buscará la raíz del dolor en el pecado de los antepasados, recurso muy propio de 25 J. M. P o h ie r , En el nombre del Padre. Estudios teológicos y psicoanalíticos , Salamanca: Sígueme 1976, pp. 126-127. «Según piensan los hombres Dios quiere para ellos la dicha perfecta, lo cual es verdad. Pero, al no obtenerla, tienden a pen­ sar que el sufrimiento es debido a alguna culpa cometida. Este sistema de culpabili- zación se basa en un falso principio. Y en el fondo, en la omnipotencia infantil del deseo humano», pp. 127-128.

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