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428 ALEJANDRO DE VILLALMONTE Cristo arrojase los demonios de un niño (Me 9, 18-27) lo comenta así Agustín: «Si dices que fueron entregados (a Satanás) uno y otro vemos la pena, explica la causa. Los dos vemos el castigo y los dos conocemos los juicios de Dios; pero tú no reconoces en los niños pecado alguno heredado de sus padres. Hazme ver, si puedes, algu­ na falta en ellos que merezca tal castigo»21. ¿Por qué, bajo un Dios todopoderoso y justísimo, pesa un duro yugo sobre los niños desde su nacimiento?»22. Julián insiste en que *no porque sean miserables por eso son culpables». Pero Agustín repite como un eslogan: «sufren, luego son culpables». Todo el libro IIII de esta obra se repiten hasta la saturación estas opuestas ideas por uno y otro contendiente. Tal tro error y apoyados en la Escritura y en la miseria del género humano se demuestra la existencia del pecado original», Ibid., n. 89. Todo el lib. III de esta obra se repite, hasta la saturación, este tema argumentativo. Ver A. de V illalmonte , «‘Miseria’ huma­ na...», citado en nota 3; F. R efoulé , «Misere des enfants d’aprés saint Augustin», en Rev. Thomiste 63 (1963) 341-362. El tema de la miseria del hombre al nacer es un tópico recurrente en la pesimista cultura antigua. A. G uillon , «La malheur de l’homme á la naissance. Un theme antique chez les Péres de l’Église», en Rev. Augustinienne 18 (1972) 3-26. Orígenes aseguraba: «los santos no sólo no hacen fiesta el día de su nata­ licio, sino que, llenos del Espíritu Santo, abominan de ese día». Cita de E. R. D o d d s , Paganos y Cristianos, p. 45. Se recogen también testimonios de Séneca, Ad Pol. IV, Ad Marc. XI, 4. San Agustín aprovecha la idea para su tema del PO: «por último, el llanto es testigo de su miseria... Porque empieza la vida no con risa, sino con llanto - Serm 293, 10; PL 38, 1333. Hace pensar en el grito dramático de Segismundo/Calde­ rón: «Apurar cielos pretendo/ ya que me tratáis así/ que delito cometí/ contra vosotros naciendo. Aunque si nací/ ya entiendo/ que delito cometi/.Pues el mayor delito del hombre /es haber nacido. 21 Rep. a Jul., lib VI, c.10, n. 31; PL 45, 8403. «Si en los niños no hay pecado de origen, los males que sufren serían injustos», C. Jul. III, n. 204; PL 45, 1334. «Lo que digo es que son con toda evidencia culpables, porque son desgraciados», C.Jul., op. imp., Lib. VI, n. 27; PL 45, 1573. Allí mismo insiste Julián: «no porque sean desgraciados los niños se demuestra que son culpables». Frase que hoy nos parece toda una obviedad, para todo el que no sea entusiasta defensor de la teoría del PO. 22 C.Jul., op. imp., I, n. 122; PL 45, 1126.54. «Respóndeme si en esta vida el alma de un niño sufre el ahogo de la carne, si en una edad tan tierna no se le puede reprochar el no haber gobernado bien su carne», Rep. a Jul., lib III, c.4, n. 10; PL 44, 707. «Confesada la culpa, decid la pena. Confesado el suplicio, decid cómo lo han merecido», Rep. a Jul., III, c.12, n. 124; PL 44, 715. Recuerda Agustín que los niños hebreos que no habían sido circuncidados eran, por mandato divino, exterminados del pueblo. Procedimiento que sería del todo injusto si tales niños no tuviesen algún pecado. Y ¿qué otro pecado sino es el pecado original?, Rep. a Jul., lib. VI, c.7, n. 19; PL 44, 834.

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