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EL MITO, LA FILOSOFÍA, LA TEOLOGÍA, EL DOGMA. 425 estaciones sería la experiencia madre que engendra esta forma arcai­ ca de pensar. La liberación que puedan ofrecer los misterios órficos, el sistema filosófico de matriz platónica, el gnosticismo, está sujeta a la ley del continuado retorno, al nacer y morir de los ciclos cósmicos, los diversos ‘períodos’ (circulaciones) de la historia 18. Además de la mentalidad arcaica subyacente en la creencia en el eterno retorno de las existencias y emparentada con ella, opera en toda la teología del PO la mentalidad platonizante sobre el des­ censo de los seres. Desde el Uno/Bien supremo emanan jerárquica­ mente, en línea de descendente de perfección las diversas catego­ rías de ser hasta la nulidad, el no-ser de la materia. Dentro de esta mentalidad arcaizante y platonizante se piensa que, en cada catego­ ría/especie de seres lo mejor ya aconteció, tuvo ya realidad en los prestigiosos, divinales orígenes/principios de cada realidad: lo pri­ mero es arquetípico, ejemplar activo de los seres siguientes (princi- pium est et causa). También en referencia a la existencia del hom- Jbre: a su índole, sus costumbres, los ritos importantes para su vivir en el mundo. También los defensores tradicionales del PO partici­ pan de esta mentalidad arcaica y platonizante. Tenemos un testimo­ nio fehaciente en santo Tomás, a pesar de ser tan aristotélico en el conjunto de su filosofía. Se pregunta si Adán tuvo una ciencia per­ fecta. Sin duda que la tuvo, dice. Porque razona: «en el orden de la naturaleza lo perfecto precede a lo imperfecto»». Por eso Adán prin­ cipio/cabeza físico-espiritual de la humanidad había de tener la per­ fección espiritual de la ciencia perfecta 19. El teólogo cristiano Orígenes no parece ajeno a esta ley del eter­ no retorno y de la caducidad de la liberación/felicidad que en algún momento llegaron a disfrutar las almas redimidas por Cristo. Es la conocida teoría de la apocatástesis que él, el Niseno y algún otro 18 Esta mentalidad arcaica, primitiva, ha sido estudiada por M. E lia d e en su libro, que se ha hecho clásico sobre el tema, El mito del eterno retomo. Arquetipos y repetición, Buenos Aires 1959. Mito que perdura de algún modo también en la época moderna. Ver, sobre este punto, M.a Luisa G arcía G arcía , «Eterno retorno en la mentalidad arcaica y eterno retorno en Nietzsche», en Naturaleza y Gracia 37 (1990) 391-410. 19 Suma Teológica I, q.94, a.4. Un hombre moderno, con su concepto dinámi­ co, procesual, ascendente del ser, seguro del origen evolutivo de la especie ‘Homo’, no podría hacer este razonamiento.

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