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402 ALEJANDRO DE VILLALMONTE Este concepto que aquí utilizamos se refiere al momento de mayor esplendor de esta figura histórica, en la primera mitad del siglo xx, cuando se iniciaba ya el análisis histórico-crítico, la duda radical y, por parte de varios teólogos católicos, el abandono decidido de esta creencia milenaria. Pero antes de llegar ahí se ha recorrido un largo camino que ha durado siglos. 1. ORIGEN DEL PROBLEMA: UNOS TEXTOS PROVOCADORES El impulso más próximo para reflexionar sobre el tema y para hacerlo en la dirección en que lo hacemos nos ha surgido desde diversos puntos de información. Recojo algunos más significativos y más cargados de interés tanto histórico como sistemático. largos estudios a la interpretación del mito del PO y en más de una ocasión califica a la doctrina del PO como «gnosis antignóstica». Debido al entramado racional (filo- sófico-teológico) dentro el cual es presentado el evento de la caída primera como el originante de la ruina de la humanidad con sus antecedentes, concomitantes y con­ siguientes. Al calificar a la teoría del PO de «gnosis» quiere subrayarse que partici­ pa de la maraña y embrollo doctrinal que caracteriza a los diversos sistemas gnósti­ cos de los primeros siglos. Embrollo mental que puede apreciarse en los estudios de especialistas como H. Jonás, para la vertiente filosófica, y A. Orbe para la ver­ tiente teológica. Más abajo hablaremos del PO como de un mito y, sólo con reser­ vas y matizaciones, como de un ‘dogma’ de la Iglesia católica. Por nuestra parte, a lo largo de varias décadas, el tema del PO ha sido objeto de detenida reflexión. La historia de las discusiones y reformulaciones recientes y la ascendente repulsa de la doctrina tradicional la hemos relatado en: Alejandro d e V illalm onte , El Pecado ori­ ginal. Veinticinco años de controversia: 1950-1975 , Salamanca 1978. Para una visión organizada y documentada de la problemática que ahora, al iniciarse el siglo xxi, en torno al pecado original se discute, puede verse, A. d e V illalm o nte , Cristianismo sin pecado original, Salamanca 1999. Con amplia bibliografía propia y ajena. Me remito con frecuencia a estas dos obras, porque ellas nos ofrecen el sopor­ te implícito o explícito para muchas de las afirmaciones importantes que en este artículo hacemos. Las cuales podrían parecerle a algún lector excesivamente rápidas o tajantes. Pero no era conveniente ser reiterativos en estos temas. O interrumpir, con frecuentes cuestiones colaterales, la fluidez de esta exposición.

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