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EL MITO, LA FILOSOFÍA, LA TEOLOGÍA, EL DOGMA.. 417 íso. La nostalgia/saudade del paraíso perdido; el anhelo, la bús­ queda por cumplir la utopía de los idílicos orígenes de la raza humana. No hay motivo urgente para eliminarla de nuestros ensue­ ños. Nosotros somos del todo críticos con la «teología del paraíso»*, con todo el tinglado especulativo montado por los pensadores cris­ tianos en torno al modesto huerto campesino de Gén 2-3. Pero no tenemos reservas mentales ni sentimentales contra el mito/símbo­ lo, nostalgia y anhelo utópico del paraíso, si se mantiene con sobriedad de ideas y de expresiones. Que perviva como un refe­ rente poético y de sana ilusión/evasión, en medio de la dura posa del trabajo cotidiano. B) La t r a n s g r e s i ó n . E l ‘ p e c a d o ’ p r im o r d ia l Es el segundo momento de la originaria historia humana. En cualquiera de los textos que conocemos: míticos, filosóficos, teoló­ gicos siempre resulta enigmático, indescifrable, precisar qué es lo que propiamente pasó allí para que tanta dicha se perdiese. Como sugieren muchos mitólogos, filósofos y teólogos, el motivo de esta imprecisión sería que, en el fondo y por variados senderos y a dis­ tintos niveles, los diversos tipos de textos tratan de explicar el cómo y por qué entró el mal en el mundo enigma/misterio a todas luces indescifrable, al menos en forma aquietante, para el hombre primi­ tivo, para el autor de Gén 2-3 y para el hombre del siglo xxi. Así los textos de referencia hablan de desgracia, fatalidad, fallo, traspa­ so de tabúes familiares o sociales; de obcecación o equivocación incomprensible; un error, pero teniendo en cuenta el dicho: para la convivencia humana, individual o colectiva, un «error puede ser mucho más nefasto que un ‘p e c a d o de una culpa, crimen primiti­ vo; de un lapsus o descuido involuntario; de intervención de algún mal genio; de la envidia de algún dios adverso. Tanto en los mitos como en la filosofía platónica y similares, la transgresión no tiene un sentido ético de falta moral-pecado en sentido técnico religioso teológico. Se trata de un fenómeno del todo similar al que descri­ ben los clásicos griegos cuando hablan de la «hybris», insolencia, desmesura, traspaso de límites; de comportamiento i-racional, in­ sensato (i- lógico). El lector moderno podría asociar la transgresión primordial de que hablan los mitos con la teoría freudiana del ase-

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