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EL MITO, LA FILOSOFÍA, LA TEOLOGÍA, EL DOGMA. 415 na, su reflexión sobre la historia de salvación y, en forma concomi­ tante, de la historia humana en general, ha hablado, sin fatiga, de lo que pasó en el jardín el Edén, en el que Yahvé puso al hombre que había formado del barro (Gén 2, 8). Siempre sobre la base de una lectura historicista, idealista y ontologizante del texto bíblico. La literatura grecorromana, por citar testimonios de nuestra zona cultural, habla de la «edad de oro» de la humanidad primera, de aquella «edad y siglos dichosos a los que los antiguos dieron el nom­ bre de dorados», según explicaba Don Quijote de la Mancha a los cabreros que «embelesados le escuchaban». En aquella edad, explica­ ba el ingenioso y culto hidalgo Don Quijote, no existían las palabras «tuyo» ni «mío», porque en ellas eran comunes todas las cosas. No exis­ tía el trabajo fatigoso y estéril. De las piadosas entrañas de nuestra primera madre tierra brotaban espontáneamente y en abundancia fru­ tos suficientes para saciar a los hombres que, sin fatiga, con sólo alzar la mano, podían disfrutarlos. Vivían como cumplidos vegetarianos, no querían ni necesitaban matar animales, pues no eran dañinos, ni tam­ poco los necesitaban para alimentarse. En aquella edad feliz comen­ zaron a circular los primeros inventos benéficos de nuestra civiliza­ ción. No había fraude ni engaño, todo era paz y armonía entre los hombres y animales. Reinaba la perfecta justicia, tranquilidad, belleza y verdad entre los humanos. Vivían en buena amistad con los dioses. Su vivir beatífico se terminaba con una «muerte» similar a un dulce dormirse. Como la que preparan para sus héroes muchas leyendas hagiográficas cristianas. La muerte de la Madre del Señor se celebra como una ‘Dormición’ 11. 11 M. de Cervantes, El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha, P. I, c. 11. Sobre la «Edad de Oro» — antecedente cultural del ‘paraíso’ cristiano— la lite­ ratura es abundante. Ver, por ej., el libro accesible de Yves Bonnefoy (dir.), Diccio­ nario de las mitologías, tres volúmenes, Barcelona: Ensayos Destino, 1987. Las voces «Edad de Oro», «Paraíso», en cada uno de los tres volúmenes. Para el paraíso genesí- aco, dentro de la inmensa literatura, puede consultarse Juan Errandonea Alzugaren, Edén y paraíso. Fondo cultural mesopotámico en el relato bíblico de la creación, Madrid: Marova, *1966, pp. 45-1119. Juzgamos especialmente valioso y actual el estu­ dio de Armindo dos Santos Vaz, A visao das origens ern Génesis 2, 4b-3, 24. Coerèn­ za temática e unidade literária, Lisboa: Didaskalia-Edigóes Monte Carmelo, 1996; T. Stordaalen, «Echoes of Eden. Gensis 2-3 and Symbolism of thè Eden Garden», in: Biblical Hebrew Literature, Leuven: Peeters, 2000. El símbolo del «paraíso», del jar­ dín, ha tenido gran vigencia en la historia de muchas culturas, y también de la núes-

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