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EL MITO, LA FILOSOFÍA, LA TEOLOGÍA, EL DOGMA DEL PECADO ORIGINAL Quien no esté familiarizado con los arduos problemas de fondo que, desde hace algunos decenios, se vienen discutiendo en tomo al ‘pecado original’ tanto en su vertiente histórica como en su estruc­ tura interna, podría sorprenderse de que, bajo un mismo titular, nos propongamos hablar del «pecado original» como tema de conver­ gencia entre la mitología, la filosofía, la teología, el dogma católico. Como si, en cada uno de estos momentos, se hablase de una misma realidad, aunque fuere bajo diversas formas de presentación. Así es, efectivamente, en última instancia. En las páginas siguientes intenta­ mos aclarar y justificar esta afirmación. Desearíamos poder hacerlo de una forma convincente. Partiendo de los «mitos de los orígenes» hasta culminar en la «canonización» y «dogmatización», por parte del magisterio de la Igle­ sia, de la doctrina del pecado original, se puede detectar un hilo conductor, un eje diamantino en torno al cual surgen y giran los problemas y se ofrecen soluciones similares y homologables, aun­ que no cabalmente identificables. Se trataría de los diversos avatares y como reencarnaciones de una misma figura a lo largo de la histo­ ria milenaria de Occidente, el habitat privilegiado donde la creencia en el pecado original ha brotado y florecido. El concepto de «pecado original» (PO, en lo sucesivo), tal como lo vamos a utilizar en nuestro trabajo, lo proponemos bajo esta fór­ mula: todo hombre, al entrar en la existencia, antes de cualquier decisión de su voluntad personal, se encuentra ante Dios en situa­ ción teologal de pecado, llamado específicamente pecado original’1. 1 Desde san Agustín, hasta hoy mismo, nadie ha sabido esclarecer qué es «eso» del pecado original. Con frecuencia se habla de él como de un «misterio profundo» que hay que reverenciar. Sin embargo, dada la fuerte contestación a la que está sometida hoy esta vieja y avejentada creencia, no creo que pudiese ser tachado de irreverente o irónico quien escribiese un ensayo bajo este o similar titulo: El pecado original, ¿misterio abismal o embrollo doctrinal? El filósofo P. Ricoeur ha dedicado

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