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PECADO ORIGINAL. LA INTERPRETACIÓN DE SAN BUENAVENTURA 393 el hombre, que en la existencia humana se ejerce de una doble manera a través del lumen inditum (innatum) y del lumen infu- sum, que siempre viene a indiciar una presencia espiritual de Cristo en la mente humana 286. El lenguaje de san Buenaventura pone de relieve que la situa­ ción actual de la humanidad, la situación post-lapsaria, no puede ser pensada como una hipótesis razonable, sino más bien como un hecho que afecta a toda la historia del mundo y a toda la historia del hom­ bre y que, por otra parte, la presentación que hace de la actual eco­ nomía de la salvación está totalmente marcada por las consecuencias del pecado de origen, aunque en su pensamiento no falte la feliz incongruencia de intentar plantear, en ocasiones, la economía de la salvación como si la situación del pecado original no se hubiese dado. El tema del libro es uno de tantos esquemas de su pensamiento, que viene a mostrarnos que la naturaleza después del pecado es libro muerto, sin expresividad suficiente para dar el testimonio de la Trini­ dad y que el hombre es lector ciego para percibir la escritura y las metáforas contenidas en las cosas. Las mediaciones salvíficas de la revelación y de la encarnación tendrán, la primera, la función de reve­ lar la presencia de Dios en su propia obra, y la segunda, como el tes­ timonio interior para percibirla. Ciertamente el mal tiene su intrínseca posibilidad en la estruc­ tura ontologica del hombre, deficiens et defectibilis, por haber sido creado de la nada 287. San Buenaventura, de acuerdo con los méto­ dos exegéticos de su tiempo y de acuerdo con la tradición teológi­ ca que le ha precedido, en las que las teorías del pecado original han recibido ya una configuración definitiva 288, especialmente en 286 «Donum scientiae duo antecedunt: unum est sicut lumen innatum et aliud est sicut lumen infusum. Lumen innatum est lumen naturalis iudicatorii sive rationis; lumen superinfusum, est lumen fidei. Quantum ad primum dicit: Deus qui dixit lumen splendere, id est lumen naturalis iudicatorii impressi creaturae rationali, id est non solum intellectum possibilem, sed etiam intellectum agentem. Quantum ad lumen fidei superinfusum dicit: Illuxit in cordibus nostris, scilicet per infusionem lucis fidei. Deus naturam rationalem condidit et superaddidit gratiam», Donis 4, 2 (V, 474). 287 Cf. 2 Sent. d 2 5 p 2 a u q 3 conci. (II, 614); De perfec. evang. q 1 ad 5 (V, 123). 288 Cf. O. L o ttin , «Les théories sur le péché originel de saint Anselme a Saint Thomas», en Psychologie et Morale au xif™ et xiif™ siècles IV, Louvain-Gembloux, 1954

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