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PECADO ORIGINAL. LA INTERPRETACIÓN DE SAN BUENAVENTURA 381 frar la salvación a la que el hombre camina. El futuro salvífico no adviene a la historia por un progreso mecánico, sino por la inserción signifique que está condicionada por ningún agente externo. Esta pecaminosidad del hombre explica la dialéctica humana entre las posibilidades reales de la existencia y la impotencia, caracterizando a la vida del hombre como un estado intermedio entre la bienaventu­ ranza y la miseria 238. El pecado original explica la condición paradójica del hombre descrita como grandeza y miseria. Esta paradoja del hombre consiste en la vocación a la autotranscendencia y las reales limitaciones que para el bien tiene y que llevan a una comprensión histórica del ser humano. Si como imagen de Dios está dotado de un dinamismo ili­ mitado, también puede constatar la incapacidad humana para colmar por sí mismo este dinamismo. Este dinamismo ilimitado puede decir­ se que parte de la misma condición paradójica del hombre, que san Buenaventura describe con los términos de convenientia et indigen- tia. El primero viene dado por la condición de imagen de Dios que el hombre posee y por ella es capax doni suffientissimi; el segundo es sugeridor de la vanidad y deficiencia radicales del hombre. La teología del pecado original razona en el pensamiento bona- venturiano la presencia de la tensión dialéctica entre grandeza y vocación de infinito y la condición limitada y miserable del hombre. 5. UNA NOTA SOBRE EL PROBLEMA DEL MAL Aunque en el pensamiento de san Buenaventura no faltan aná­ lisis filosóficos y fenomenológicos del mal, su verdadera naturaleza es siempre difícil de precisar. Y la dificultad se agudiza en cuanto que en san Buenaventura, y lo mismo puede decirse de san Agus­ tín, de quien depende, no encontramos una formal definición del mal. Éste es descrito de forma relacional, por contraste con el bien. 238 «Si de duabus contrariis est reperire alterum extremorum et médium, neces- se est ponere alterum extremum —hoc enim est radix et via stabilendi contraria apud philosophos— sed est ponere perfectam beatitudinem in patria et médium sta- tum in via inter beatitudinem et perfectam miseriam», 4 Sent. d 44 p 2 a 1 q 1 f. 3 (IV, 920-921).

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