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PECADO ORIGINAL. LA INTERPRETACIÓN DE SAN BUENAVENTURA 373 común de la metafísica ejemplarista, también encuadran en el esque­ mático de la voluntad; los trascendentales modus, species, ordo se sitúan en este doble esquema metafísico y ético, y en este último esquema la bondad de la voluntad humana está siempre en propor­ ción con su adecuación al ejemplar. El pecado es la desarmonía introducida en este orden metafísico y moral. El esquema agustinia- no de adversio-conversio es aquí el adecuado, como igualmente lo es el de continuidad-descontinuidad. Si en un esquema metafísico estos transcendentales aluden siempre a la triple causalidad, que configura la visión del ser finito, idéntico procedimiento se aplica en el orden moral; la voluntad tiene igualmente modus, species et ordo, relacionables siempre en su actuación a Dios, como principio moviente, regla dirigente y fin aquietante. El pecado introduce una discontinuidad en esta relación trascendental con Dios, trastornando el orden. El esquema es pro­ pio de una ética ejemplarista. Implícitamente, al menos, encontra­ mos también el esquema adversio-conversio: es el distanciamiento de Dios como fin aquietante, poniéndolo en la creatura. El pecado corrompe este orden ético de la voluntad 207. La aplicación del esquema de estas relaciones trascendentales a la voluntad humana es posible en cuanto que la voluntad es entendida ut natura quaedam, y, por ello, se puede establecer este modo de relación con Dios según el esquema de la triple cau­ salidad 208. La idea de la corrupción de los transcendentales modus, species et ordo es precisada ulteriormente. A la base del razona­ miento está la metafísica del bien y la teoría de la imposibilidad de aniquilar el alma. El mal, entendido en su sentido platónico como carente de naturaleza y ausencia y corrupción del bien, es otra de las ideas que permite considerar al pecado en esta clave. 207 «Sed malum culpae proprie habet consitere circa ipsam, secundum quod est voluntarie operans; et ideo privare habet modum, speciem et ordinem, secun­ dum quod consistunt in ipsa volúntate, et est voluntarie operans», 2 Sent, d 35 a 2 q 1 conci. (II, 829). 208 “Dicendum quod voluntas ut natura quaedam est, habet ad Deum compa­ ran ilio triplici genere causae; secundum hoc habet quedam modum, speciem et ordinem, in quibus communicat cum omni genere creaturae», 2 Sent, d 35 a 2 q 1 conci, ad 1 (II, 830).

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