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318 FRANCISCO DE ASÍS CHAVERO BLANCO autotranscenderse. Esta apertura al Misterio es un componente esencial de su naturaleza espiritual. Es ca p a x Dei, deiformis, fo rm a beatificabilis, imago Dei, pero es finito, llamado a la existencia por otro desde el no-ser; esta llamada ex n ih ilo es un verdadero exis- tencial en la vida del hombre, como lo es su apertura al misterio. Ambas realidades marcan y determinan su existencia, de forma que la apertura al Misterio es insuprimible de su naturaleza, pero abso lutamente ineficaz sin la gracia; si nace destinado a un fin, la con secución de éste sólo como don puede ser concebida. Que nuestro tiempo haya hecho una revisión crítica de las teo rías del pecado original es algo no sólo perfectamente lícito, sino también loable, como lícitas y loables lo fueron las revisiones de tiempos pasados. San Agustín, más que crear una teología del peca do original, la fija en el pensamiento de Occidente 14 no sin una revisión y, en el fondo, desmitologización de las teorías que le han precedido 15. Los presupuestos filosóficos del pecado original en 14 Las primeras formulaciones de una teoría del pecado original se encuentran ya en san Justino. Cf. J. J. A yán C alvo , Antropología de san Justino. Exégesis del már tir a Gen /-///, Santiago de Compostela-Córdoba, CajaSur, 1988, 197-241, donde ofrece un conjunto de datos, ciertamente importante; Tertuliano, Ireneo de Lyon, cf. A. Orbe, Antropología de san Ireneo, Madrid, BAC, 1969; Melitón de Sardes, cf. F. M endoza R uiz , «El pecado original en la homilía sobre la Pascua de Melitón de Sardes», en El pecado original, XXIX Semana Española de Teología..., 127-140; en los mismos ritos bautismales, cf. M. Garrido Bonaño, «El pecado original en los ritos bautismales», en El pecado original, XXIX Semana Española de Teología..., 79-123. Se ha afirmado que «parece seguro que, en los Padres anteriores a Agustín (occidentales y orientales), se encuentran ideas y expresiones que podrían interpretarse como ‘aproximaciones’ y ‘disposición’ inmediata para la formulación agustiniana sobre el pecado original». A. de V illalmonte , El pecado original..., 299; M. F uck - Z. A lszeghy , El hombre bajo el signo del pecado..., 86-115, hacen un balance de la situación del tema en los cuatro prime ros siglos. 15 Que Agustín no haya sido el creador del la doctrina del pecado original es una confesión explícita suya. Según su propia confesión ha reunido, de forma sistemática, fragmentos dispersos de una doctrina que pertenece desde anti guo a la fe de la Iglesia, De nuptiis et concupiscentia 2, 12, 25 (CSEL 42, 178). Las acusaciones de Julián de Eclana a san Agustín giran en torno a la idea de haber «creado» el tema del pecado original. Una breve presentación de la evolu ción doctrinal de san Agustín, en A. T rapè , S. Agostino. Introduzione alla dottri na della grazia. I. Natura e Grazia (Collana Studi Agostiniani/2) Roma, Città Nuova Editrice, 1987, 200-208.
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