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370 FRANCISCO DE ASÍS CHAVERO BLANCO acción del pecado puede ser considerada tanto como culpa, red- dens animam Deo odiosam, como vitium deordinans ipsam poten- tiam. En el primero de los sentidos, el pecado afectaría a la liber­ tad, a la que sería debida su presencia en el hombre. Como vitium deordinans, tiene su origen en la carne. Fiel a los principios que han conducido la exposición de la falta de Adán, viene a establecer que el pecado es debido, en primer lugar, a la parte sensitiva de la razón en el caso de Adán, en quien la per­ sona corrompió la naturaleza, la razón, a la parte sensible, la volun­ tad, a la carne. Y el proceso inverso es el que acontece en la posteri­ dad de Adán 197. En la última idea que apunta san Buenaventura hay un término cuya significación debe ser aclarada debidamente. La expresión refe­ rida a Adán: ibi enim persona corrumpit naturam, ¿qué alcance real tiene en este contexto, en la posteridad de Adán la naturaleza ha corrompido a la persona? La expresión es una idea brillante que acuñó la teología medieval198. Viene a sugerir que el hombre nace intrínsecamente deteriorado, porque el mismo hombre nace en un mundo y en una historia que él ha deteriorado. La dificultad radica en la correcta interpretación del término natura. ¿Cuál es su signifi­ cado? El peligro de cualquier interpretación está en entender el tér­ mino natura como un universal platónico, que desconocería el hecho histórico de estar-en-situación. Si el concepto de natura lo entendemos como una situación existencial, la significación del mismo puede ser esclarecida de forma diversa. El orientador decisivo sería el tema del status naturae. Aquí no habría una referencia a la naturaleza como conjunto de estructuras físicas y psicológicas, sino a la naturaleza como persona dotada de 197 «Concedo enim, quod origínale, prout est vitium in nobis, primo incohat a parte sensitiva, quia modus corrupendi e contrario est in nobis quam fuerit in Adam, ibi enim persona corrumpit naturam, et ratio partem sensibilem, et vountas camem; et sic cum contrario sit in nobis originalis corruptio ascendit ad partem rationalem mediante portione sensibili; secundum quod est viciositas habeat esse sola in parte rationali, in qua est libertas arbitri», 2 Sent, d 31 a 1 q 2 concl. (II, 744); cf. 2 Sent, d 41 a 2 q 2 concl. (II, 952). 198 La encontramos en S anto T omás , cf. Summa Theologica, III q 69 a 3 ad 3, Madrid, BAC Maior 46, 1994, 600.

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