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368 FRANCISCO DE ASÍS CHAVERO BLANCO humana está en proporción con su capacidad de participar de la vida divina y es recta, en tanto desea y participa. En el pensamiento de san Bernardo, la historia trágica del hombre ha sido no entender su pro­ pio honor, su propia dignidad de criatura noble creada en la región de la semejanza 190. La imagen del exilio y la imagen de la mancha de tinta que ha impregnado totalmente el pergamino ilustran perfecta­ mente la realidad del pecado en#el hombre. El hecho del pecado ori­ ginal explica la escisión profunda que se da al interior del hombre, la experiencia de su semejanza con Dios y la experiencia de su miseria radical y profunda. La primera de estas experiencias trae consigo la escisión interna que se da en el hombre, traducible en una ausencia de paz consigo mismo. Las analogías tomadas del lenguaje de la enfer­ medad explican la corrupción interna del hombre. Curiosidad y con­ cupiscencia inmoderada son las esclavitudes del hombre, que vive dis­ perso en lo superficial. Quizás en el lenguaje teológico de san Bernardo no se puedan negar las huellas del lenguaje religioso de la cultura monástica, dado que la idea de curiositas, que encontramos en el corazón mismo de la hamartiología, puede relacionarse con el lenguaje ascético y claus­ tral, porque ve en ella la negación misma de la ascética cisterciense. En realidad, ve la curiositas como una enfermedad 191. Después de una larga digresión sobre el pecado del ángel y el pecado del hom­ bre, considera a la curiosidad como el primer paso para el pecado. En la antropología del hombre caído lo que san Bernardo encuentra es un hombre que acaba desconociéndose a sí mismo, insatisfecho, incapaz de conseguir lo que desea e impotente para liberarse de lo que rechaza. Este conjunto de situaciones son las que Bernardo engloba con las expresiones de anima curva e incurvatio, que, a partir de él, se convierte en términos técnicos para designar el esta- 190 Para la teoría bernardiana de la imagen de Dios, cf. M. S tandaert , «La doc­ trine de l’image chez S. Bernard», en Ephemerides Theologicae Lovanienses 23 (1947) 70-129; M. B allano , «A su imagen y semejanza. Aproximación a la antropología de san Bernardo», en Obras completas de san Bernardo, edición bilingüe, II (Tratados), Madrid, BAC, 1984, 3-46; I. D eug -S u , «“Imago Dei” in San Bernardo de Clairvaux», en Doctor Seraphicus 37 (1990) 73-82. 191 Una breve, pero interesante página sobre el tema de la curiositas , la ofre­ ce E. G ilson , La Théologie Mystique de saint Bernard (Études de Philosophie Médié­ vale, 20), Paris, Librairie Philosophique J. Vrin, 51986, 181-182.

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