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PECADO ORIGINAL. LA INTERPRETACIÓN DE SAN BUENAVENTURA 357 pida. San Buenaventura es deudor de una exégesis de Rom 5, 12, a la que hay que sumar la exégesis de Ef 2, 3. En Adán todos queda­ ron inficcionados y constituidos pecadores e hijos de la ira por la culpa 147. Al entender a Adán, tanto en sentido biológico como moral o histórico-salvífico, como representante de la naturaleza humana, san Buenaventura se hace eco del pensamiento de san Anselmo 148. En realidad, la argumentación bonaventuriana gira en torno a la capi­ talidad de Adán, porque el resto de los fundamenta son un desglo­ se del tema anselmiano. La corrupción de la humanidad en Adán puede interpretarse en una doble dimensión: penal y culpable, que se manifiesta en la carencia de la visión de Dios, en el rubor de la razón, en el predominio de la concupiscencia 149. 3. SOBRE EL CONCEPTO DE CONCUPISCENCIA Una de las ideas centrales de la hamartiología de san Buena­ ventura, es de raíz anselmiana. Lo constituye la pérdida de la recti­ tud original, la carentia iustitiae debitae. ¿Qué valor tiene el con­ cepto de concupiscentia? Como manifestación del pecado, la idea de concupiscencia es de suma importancia en el pensamiento de san Buenaventura, pero es un concepto que debe ser interpretado correctamente. En un primer momento, san Buenaventura lo presenta como manifestación del pecado, que puede traducirse también como la experiencia vital del pecado; implica un orden perdido, que supone una jerarquía: el espíritu sometido a Dios y la carne, al espíritu. El pecado supone la inversión de este orden, no sólo en una visión 147 -Ad Romanos quinto: Sicut per unum hominem peccatum intravit in mun- dum, et super peccatum mors, ita et in omnes homines pertransit in quo omnes pec- caverunt. Ex isto verbo colligitur quod omnes in Adan fuerunt infecti et peccatores constituti. Si forte dicas, sicut dicunt Pelagiani, quod pertransit per imitationem, con­ tra: ad Ephesios secundo: Eramus naturae filii irae, sicut et caeteris, sed nemo est filius irae nisi per culpam: si ergo per naturam omnes eramus filii irae, omnes per naturam contraimus culpam», 2 Sent. d 3 0 a l q 2 f 2 (II, 717-718). 148 Cf. 2 Sent. d 3 0 a l q 2 f 3 (II, 718); San Anseimo, De Conceptu Virginali, cap. 10 y cap. 23 (pi 158, 413-414; 454-457; Ed. Schmitt, vol. II, 151-152; 162-166); Summa Halensis 2/2, n. 226 (III, 241).

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