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PECADO ORIGINAL. LA INTERPRETACIÓN DE SAN BUENAVENTURA 315 Hay puntos de la doctrina tradicional que ofrecen dificultades casi insalvables tanto para la teología como para la simple predica­ ción de la fe. Se pueden enumerar algunas: 1) la importancia con­ cedida a un solo pecado en los albores mismos de la hominización; 2) su transmisión por generación como la herencia de una naturale­ za corrompida; 3) el peso concedido al pecado original originado, que sólo por analogía se le llama pecado, como un verdadero peca­ do, cuya naturaleza nunca se determina con exactitud 7; 4) conside­ rar a la muerte biológica como consecuencia del primer pecado del hombre 8. Por una ausencia total de fundamentación bíblica, el 11a- lidad más moderna la doctrina del pecado original. Sobre este tema, cf. A. M artínez S ierra , «Problemática en torno al pecado orginal», en XXIX Semana Española de Teo­ logía, Madrid, CSIC, 1970, 7 Hoy ya nadie haría, después de cuarenta años, algunas afirmaciones como llamar al pecado original originado, pecado en sentido estricto; en este sentido, cf. J. S agüés , «El pecado heredado de Adán es pecado en sentido estricto y propio en cada uno de sus descendientes», en XVII Semana Española de Teología (16-21 sept. 1957), P roblem as d e actu alid ad sobre el p eca d o original. Otros Estudios, Madrid, CSIC, I960, 77-112. A treinta años de distancia, las cosas habían cambia­ do. Escribe A. V anneste : «Soyons clair: pour nous, il n’existe que des péchés p er­ sonnels, des pèches commis pas des hommes concients et libres, car le paradoxe de la doctrine chrétienne de l’universalité du péché est que cette universalité ne souffre aucune exception et ne devient pourtant jamais une nécessité. Á notre avis, celui qui a saisi le sens profonde du dogme n’éprouve plus le besoin d’admettre l’existence d’un péché originel au sens habituel du terme. Quan á nous, nous ne croyons ni á celle d’un peccatum originale originans, d’un premiers péché commis par un premiers couple humain (ou un premier groupe humain) qui aurait été d’une importance toute particulier pour l’histoire religieuse de l’humanité, ni non plus á celle d’une quelconque souillure (macula) avex laquelle l’homme viendrait au monde, d’un p eccatum origin ale originatum , d’un état peccamineux á tout péché personnel librement commis». A. V anneste , «La nouvelle théologie du péché originel», en Ephemerides Theologicae Lovanienses 57 (1991) 251. 8 Una obra que críticamente recoge y valora las aportaciones de los años 1950- 1975 es la de A. d e Villalmonte, El pecado original. Veinticinco años de controversia: 1950-1975, Salamanca, Ed. Naturaleza y Gracia, 1978. Una excelente presentación o recensión de esta obra en F. Raurell, «A propósito de una obra reciente sobre le peca­ do original», en Laurentianum 21 (1980) 133-147; también A. Vanneste, «Le pèche ori­ ginel. Vingt-cinq ans de contorverses», en Ephemerides Theologicae Lovanienses 56 (1980) 136-145; C. Elorriaga, «Problemas de la teología del pecado original. En torno a las controversias habidas en los últimos años», en Anales Valentinos 3 (1977) 263- 268. Para la década de los años ochenta, cf. J. L. Ruiz d e la Peña, «El pecado original. La década de los ochenta», en Studium Ovetense 17 (1989) 6-29.

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