PS_NyG_2001v048n003p0313_0399

PECADO ORIGINAL LA INTERPRETACIÓN DE SAN BUENAVENTURA La doctrina del pecado original han conocido a lo largo de la segunda mitad del siglo xx un decidido proceso de revisión crítica, que ha venido a declarar como inservibles muchos de sus conteni­ dos l . La evolución de la exégesis bíblica, la comprensión más crí­ tica de la teología del pasado, la hermenéutica de los textos del Magisterio, sobre todo de las doctrinas del Concilio de Trento ampliamente estudiado 2 y la interpretación de las teorías del peca- 1 Quizá la primera obra —aunque no de estricta investigación— de la teolo­ gía española que sometiese a una revisión crítica la doctrina tradicional, fuese la de D. Fernández, El pecado original. ¿Mito o realidad? (Cuadernos de Pastoral, 65), Valencia, Edicep, 1973. Esta obra afirma claramente que la teoría del pecado origi­ nal no es explícitamente verdad revelada y tiene un carácter secundario. En el capí­ tulo final se hablaba de «un adiós sin nostalgia«. Recientemente ha presentado una síntesis de este tema en una publicación muy breve y de forma divulgativa, El pro­ blema del pecado original (Colección Alternativa), Madrid, Ed. Nueva Utopía, 1999. Contemporáneo al libro citado es el estudio de J . L. A lbizu , «¿Qué queda del peca­ do original?», en Verdad y Vida 32 (1974) 5-90. El autor ensaya un revisión de esta teología cifrada en dos temas: el hombre necesita ser salvado y Dios salva, anun­ ciando una quinta parte de su trabajo, que creo no llegó a publicar. En la publica­ ción se da una cierta ambigüedad al no pronunciarse por la validez o no validez de las doctrinas tradicionales y su respuesta a los problemas de la miseria humana me parece excesivamente vaga. Por otra parte, descalifica sin demasiado análisis algunos intentos de reelaboración que se hicieron en aquellas décadas. La «contes­ tación» había comenzado antes en otros ambientes, cf. P. G rélot , «Faut-il croire au péché orginel», en Études 112 (1967) 231-251; «Les dogmes chrétiens mis en ques­ tion», en Id., Peché originel et redemption, Paris 1973, 11-53. En la década de los años setenta, el tema del pecado orginal causaba ya fastidio y desconfianza y era abiertamente contestado. Cf. M. F lick - Z. Alszeghy, El hombre bajo el signo del pecado. Teología del pecado original, Salamanca, Ediciones Sígueme, 1972, 22-28. 2 Desde hace más de medio siglo se viene dedicando atención a una interpreta­ ción científica de las doctrinas de Trento sobre el pecado original. Me permito citar algunos estudios: cf. L. P enagos , «La doctrina del pecado original en el Concilio de Tren­ to», en Miscelánea Comillas 4 (1946) 127-273; A. V anneste , «La préhistoire du décret du Concile de Trente sur le péché originel», en Nouvelle Revue Théologique 86 (1964) 355- 368; I d ., «Le décret du Concile de Trente sur le péché originel», en Nouvelle Revue Théo-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz