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EXPERIENCIA RELIGIOSA Y CREACIÓN ARTÍSTICA 259 En esta línea de difusión cultural, la Universidad católica tiene en el arte religioso actual un objeto de atención, de promoción, par­ ticularmente cuando la falta de operatividad, hablando en general, de las comisiones diocesanas de arte, quizá por la falta de especiali- zación, parece no están en este trabajo. Más aún, toda Universidad, cualesquiera que fueran sus disci­ plinas, le sería siempre de gran interés, algún taller en donde un grupo de alumnos de arte hicieran sus ejercicios, algo emblemático en la línea de la creatividad, la gran cristalera a través de la cual todos pudieran observar el esfuerzo creativo. Y en esta línea podríamos ampliar aún algo más su campo de acción, en orden a una mejor información para todo el clero nacio­ nal y también misionero, preocupados por la construcción de nue­ vos espacios religiosos, un centro suficientemente conocido al que se pudiera acudir en demanda de asesoramiento, cuando ya en la misma Iglesia no se descubre una dirección adonde acudir. Hace unos meses coloqué unos bronces en una capilla públi­ ca. La arquitectura estaba hecha, faltaba completar el presbiterio, pero me di cuenta que el arquitecto no estaba enterado en lo más mínimo de las más elementales normas litúrgicas: sólo conocía el símbolo de la cruz, y lo había repetido por todas partes; plástica y religiosamente aquello era de una visión agobiante. De Iberoamérica recuerdo una iglesia en la orilla del río Ama­ zonas, cercana a Manaos. El sacerdote, que era de los Altos Apeni­ nos, había pedido los planos de la iglesia de su pueblo, y la había colocado, repetida, ahí; toda ella estaba acondicionada contra el frío, pero no ciertamente contra aquel calor. Si ponemos estos dos ejemplos, de aquí y de allí, es porque ya ellos se hacen muy repetitivos en nuestras edificaciones reli­ giosas. Casi nunca los enormes esfuerzos, tantas veces hasta heroicos, de los misioneros que construyen, consiguen unos mínimos resulta­ dos aceptables. Demasiado desamparo la de esos hombres en las soledades. Creo que no nos estamos saliendo del tema de «la creación artística», máxime en un lugar del pensamiento cristiano, necesaria­ mente hoy más abierto que nunca a las angustias de las gentes.

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