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244 JOSÉ LUIS LARRABE CALEFACCIÓN Hay calefacción artificial, hay calor humano, calor del amor de Dios. Matrimonio y familia se viven en el calor del hogar mantenido con medios humanos y divinos. ¿Qué es lo que atrae a la gente a tu casa? Donde no hay calor humano no viene nadie. ¿Qué experien­ cia tienes respecto de esto? EL ESPEJO «Ahora vemos a Dios reflejado en las cosas de este mundo refleja­ do como en un espejo, luego le veremos cara a cara» (1 Cor 13, 9-12). En ninguna casa puede faltar un espejo, al menos uno; por ejem­ plo, en el aseo o quizá también junto a la puerta de salida para con­ trolarte si vas dignamente preparado para la vida de sociedad o para presentarte y hablar en público: una imagen buena hay que cuidarla. ¿Y la imagen del alma? También ésta se refleja en la cara, aun­ que no del todo: somos lo que somos ante Dios. «Un día, todo lo que Dios ha hecho con nosotros y todo lo que nosotros hayamos hecho de nosotros mismos, será revelado». «Ahora vemos a Dios como en un espejo», dice san Pablo: pero se refiere a espejos antiguos, que no eran tan exactos y perfectos como los nuestros, sino un tanto borro­ sos. «Luego le veremos perfectamente, como Él nos conoce a noso­ tros» (1 Cor 13, 12). En este sentido, cuando me miro al espejo, no me dice todo lo que soy. Lo que hay dentro de mí, el reflejo de la cara en parte lo refleja, en parte lo esconde. De todas formas, yendo a lo positivo, con mirarte a la cara son muchas buenas cosas las que ves en ti dadas por Dios, y son otros tantos motivos de gratitud a Dios y de servicio a los demás. LA MESA Fuente bíblica: Jesús sentado a la mesa con los discípulos de Emaús (Le 24, 13-16.28-31). La mesa de la familia es lugar y acto

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