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242 JOSÉ LUIS LARRABE LA MIEL Después de aducir Éx 3, 6-8, hace estas reflexiones al respecto. Una cucharada de miel dulcifica varios de nuestros alimentos. Y atrae a más que el vinagre (el mal humor). El profeta Ezequiel compara la palabra de Dios con la dulzura de la miel aunque no deja de resaltar los amargos compromisos que esta Palabra trae a veces (siempre) consigo y que no son tan suaves como la miel... sobre todo cuando toca la cartera o el pellejo...Esta meditación trae consigo dos pregun­ tas: la primera, para pedir que identifiques algunos casos en que la palabra de Dios te ha hecho dulce la vida; y también, cómo no, en los que te ha «amargado» la vida con exigencias no dejándote en paz. EL NOMBRE Uno de los primeros regalos que recibimos, nada más llegar a la vida, es el nombre. El nombre identifica nuestra persona y nos distingue de todos los demás. Dios nos llama a cada uno por el nom­ bre. Cuando Dios nos da su nombre se nos da a sí mismo. El amor de Dios tiene también las cualidades de madre, no sólo de padre, pues su amor es perfecto, total. PARAGUAS-GUARDASOL Para mantenernos protegidos de la lluvia o para hacer lo mismo cuando arrecia el calor. En todo caso puede significar la protección de Dios. El amor de Dios nos cubre y protege en un caso y en otro (de la lluvia y del calor excesivo), como Dios nos protege de toda adversidad. Identifica algunos episodios en los que has experimen­ tado la protección de Dios, su interés por cuidarte, curarte y salvar­ te de todo mal. PASOS «El Señor dirige tus pasos» (Prov 16, 9). Para el hombre bíblico, el caminar era mucho más significativo que para el hombre de núes-

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