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DEL SUEÑO AL VUELO HACIA DIOS. 225 Porque no vi pobreza ni riqueza y en cambio un plato más para alimento del primer pobre que a llamar llegara... Señor, yo creo. Porque el agua era hermosa, bendecida en ropa limpia con olor a espliego y abundaba la risa como el agua... Señor, yo creo. Porque junto al dolor y el llanto era blanda la mano y el amor atento y más suave la almohada y la palabra... Señor, yo creo. Porque de ti me hablaron, de tu Madre, de esa gozosa Navidad, misterio celebrado en familia cada año... Señor, yo creo. Porque con estas briznas fui creando el nido de mi fe. Porque te tengo en el calor del alma desde niño... Señor, yo creo. Las preguntas, la observación, la invitación, etc., quedan aleja­ das. Ahora, ante el umbral místico, hay otra elaboración poética que da cuenta de un contenido unitivo sin cerco espaciotemporal. Lo veí­ amos en la expresiva manifestación anotada de «sin antes ni después en mí tu vida». Esperamos, por consiguiente, haber mostrado en nuestro itinerario crítico que en la lectura de la poesía de Mieza ocu­ rren los siguientes fenómenos: No hay renuncia a preguntarse, sino otro modo de responderse y de ofrecer respuestas a través de la libre y sensibilísima percepción inicial de las manifestaciones de superfi­ cie, pero con una progresión que llegará hasta la línea fronteriza mís­ tica 70. Esa percepción y escucha se generan gozosa y testimonial- 70 Thomas A. W illiam s , Mallarmé and the Language of Mysticism, o. c., 2. Cita a J. H. Leuba en su The Psychology of Religious Mysticism, en donde define «la volun­ tad de unión» que alcanza la trascedencia de categorías limitantes y en un momento dado tiene la experiencia inexpresable y la identificación con lo absoluto o con Dios o como quiera llamarlo que se convierte en una nueva persona. Pero ampliará esta concepción y contrastará la tipología de orientación extrovertida de Rimbaud (no

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