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DEL SUEÑO AL VUELO HACIA DIOS.. 221 Dales espacio abierto en tus brazos, Señor, como a mí me lo dieron, iPadre y madre, razón, raíz, agua y venero! Os sigo dando nombre —siempre niño en desvelo — como si aqu í a mi lado latiera vuestro aliento. Con el alma callada, sin músculos mi cuerpo, a Ti, quietud y lago, Señor, y a ellos asciendo. Deletreo la escala feliz de un Padrenuestro y en el amor que vivo de su amor me pierdo. Si tomamos en cuenta el comentario de Ramsey de que el dis­ curso religioso o p o esía es apto p a r a p ro v o c a r reclam acion es espe­ ciales y renun cias, virtuales fren e s ís d e tim idez y, sobre todo, que los poemas, como añade, pueden servir para alabar o culpar (panegírico o sátira), para celebración o lamento 56, está bien claro que los de Mieza abundan mucho más en el rubro de lo gozoso y se clasifican mejor con lo celebrativo. En las variantes de oracio­ nes que contempla Juan A. del Vals 57 seguramente la progresión que creemos advertir en la evolución de la poética de Mieza iría de la tipología de «alabanza» pasando por la de «acción de gracias» («Gracias por la amanecida» se titulará uno de sus poemas 58) a la de «adoración». 56 R am sey, o . c ., 10. 57 Juan Antonio d el V al , Claves para la vida cristiana (Madrid: Narcea, S. A. de Ediciones, 1997) 76-86. El obispo emérito de Santander (España) enumera cuatro: las de adoración, de alabanza, de acción de gracias y de petición (forma bíblica) mostrando, asimismo, los caminos de la privada o personal, de la meditativa, vocal/mental, etc. 58 M iez a , El aire no tiene color, o. c., 47.

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