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DEL SUEÑO AL VUELO HACIA DIOS. 217 Esta compenetración o fusión con la mirada divina se explicará con mayor detalle en otra parte como posible avance poético hacia el umbral de la frontera mística. De hecho, a san Francisco se le con­ sidera innovador, igualmente, en la mística de la naturaleza, el pri­ mer ejemplo en la historia del Cristianismo como trovador en el «Cán­ tico del Hermano Sol»», al sentirse, con sentido de inmediatez, parte de la familia de la creación. Pero será el segundo fundador y minis­ tro general de la Orden, san Buenaventura (con santo Tomás de Aquino, uno de los grandes teólogos de la Iglesia), y que escribe décadas después de la muerte de san Francisco, el encargado de incorporar la experiencia devocional franciscana dentro de la tradi­ ción cosmológica neoplatónica 43. Pero nuestro hablante lírico, con anterioridad al texto mencio­ nado, en el poema titulado «Palabra»» 44, en otro de los versos, tras preguntarse para quién es y escribe, y responderse, entre otras cosas, que toda el alma le bulle y prima por la azul estrella, se pre­ gunta retórica y expansivamente «quién no es poeta en verbo dilui­ do» para llegar al final a identificarse, a fundirse identitariamente con la palabra. Más adelante, incluso, añadirá: Cada uno de nosotros, tú ahora mismo, el diálogo abierto en los labios cálidos sustantivo, adjetivo, cuando dices amor, pan, agua, sol, cuando cantaste hoy... el universo siembras. 43 C o u sin s , o. c., 168. San Buenaventura, que fue de Bagnoregio, en Italia central, a la Universidad de París, estudió bajo la influencia del intelectual frans- ciscano Alejandro de Hales formándose en la tradición neoplatónica que a través de san Anselmo y de los Victorinos del siglo xn (con su visión más psicológica) había llegado a la universidad y en la que se observan dos fuentes: san Agustín y Pseudo-Dionisio. 176. Contrastando con la mística visionaria profètica de san Fran­ cisco, en efecto, es dominante la tendencia del neoplatonismo especulativo con símbolos en su último período como el monte, el templo, la cruz, la luz y oscuri­ dad, obtenidos de la gran transformación cósmica. Pero san Buenaventura, iróni­ camente, realizará la integración al vincular la visión seráfica franciscana, no corre­ lacionando la experiencia con el neoplatonismo, sino viéndola como símbolo de la cosmología neoplatónica. 181. 44 D e M ieza , En la escuela..., o. c., 30.

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