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212 JUAN JESÚS PINDADO USLÉ ma autoestima lírica del mensaje poético, del canto como apertura del diálogo. Así puede verse en el mismo poema escogido20, donde, ante una supuesta audiencia plural, optimistamente el cantor afirma y promete: Cantaré mientras v i v a y por encima de la muerte y fealdad , Veré la vida. Pero de cantar tratan, asimismo, otros poemas. «Pido perdón»21, por ejemplo, en el cual sólo quiere cantar «tanta belleza en tanto ser hermano», después de haber reconocido que «era ciego y creía qu e la luz era suya». Y «Cantar, ¿a qué?»22, en donde reafirma el «poeta soy» tras confesar que su verdad es «cantar la vida/y, sin p en ­ s a r en ella }/ in terp reta rla / com o un h o g a r y sen d a. ..*23. En «Casi jugando»24 realizará una oración poética en torno a la inocencia y fragilidad de los niños y otros seres. Y porque se llama libre y sueño y escogió com o ca sa y cam in o el universo: «en cada piedra vio moti­ vo d e canción p a r a su verso» (la cursiva es nuestra), y así justificará su actitud e inspiración amorosa en «Amo, eso es todo»25. Previa­ mente habrá reconocido en otro verso, «Amor, palabra dura, amor», la distancia entre ofensa y el dolor de «Dios en la cruz en soledad inmensa». En todo caso, esta coimplicación de criaturas y Dios, de sendero y canción, de actitud amorosa culminará, como veremos, en el poema clave «Al borde del encuentro», que comentaremos más adelante. Pero el concepto del camino y «retorno» enlazará, efectivamen­ te, el peregrinar del poeta romero 2<s, viendo renacer la esperanza que muere. Aunque la esperanza se contiene de entrega espiritual por la creación de belleza, Mieza no seguirá la tradición baudelai- 20 Fermín d e M ieza , En la escuela del día (Santander, «El Santo», 1993) 11. 21 Ibid., 42. 22 Ibid., 56. 23 Ibid., 89. 24 Ibid., 149. 25 Ibid., 120. 26 El tema del camino figura, asimismo, como uno de los predominantes a lo largo de la obra de este poeta, como podemos observar en distintos lugares.

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