PS_NyG_2001v048n001p0167_0200

198 MODESTO BERCIANO del anterior. Sucede esto por la presencia de los bienes definitivos y eternos en el tiempo. Los últimos tiempos han comenzado ya. El KciLpÓQ vvv en el Nuevo Testamento, el período actual en el que vive el cristiano no implica una abolición del tiempo; el tiem­ po no es abolido, la escatología no ha llegado a lo definitivo. Más bien habría que decir que la caducidad y el carácter destructivo del tiempo son superados, y con ello es superado el tiempo mismo. Esta superación no es aniquilación ni abolición; el tiempo sigue, pero no conduce a la destrucción y a la nada, sino a la eternidad, a lo definitivo. Esto significa que la superación es también recupe­ ración. El tiempo desde esta perspectiva pierde su sentido trágico y se convierte en tiempo de esperanza, en período necesario para alcanzar la madurez; una madurez que no va a terminar en la des­ composición del fruto sobre la tierra. «Se siembra corruptible, resu­ cita incorruptible» (1 Cor 15 , 43 ). Que la presencia de los bienes eternos en el tiempo y la supe­ ración del mismo podrían ser expresados viendo en el tiempo la presencia de la eternidad en sentido griego, como cualitativamente distinta del tiempo, parece un hecho. Este concepto estaba en el ambiente helenista del cristianismo primitivo. Pero no parece que esté presente de manera explícita en el Nuevo Testamento. Ni siquiera en Pablo, el cual, según algunos autores, lo conocería; pero dudaría en usarlo, o sencillamente no lo usaría de modo expreso, por considerarlo como un peligro para la historia de salvación que sigue desarrollándose en el tiempo, sin tener aún carácter del todo definitivo. Lo mismo habría que decir de Juan, quien habla con fre­ cuencia de vida eterna, usando los términos alúv, aLcónaz. Un poco más presente estaría el concepto de eternidad en la Carta a los Hebreos , según un estudio de Cambier, aunque tampo­ co en ella estaría de modo claro y expreso ll6. Pasos sucesivos se darán luego en los padres de la Iglesia, a partir del siglo iii y en la teología posterior. De todos modos, parece claro que en el Kaipóxz vvv se da una síntesis de tiempo y de eternidad, de lo transitorio y de lo perma­ nente; y esto por la entrada de Dios en el tiempo. Filón de Alejan- 116 J. C ambier , Eschatologie ou hellenisme dans Vépitre aux Hebreux.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz