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192 MODESTO BERCIANO Pablo, desde que Cristo llevó a cabo la obra de la redención en el mundo, sólo hay historia de salvación (¡o de no-salvación!)»93. La redención del tiempo, o la cualificación del tiempo como oportuno mediante decisiones favorables, consistiría en reconocer­ lo como tiempo de gracia, como tiempo de la presencia de los dones definitivos y eternos. Éstos harían que el tiempo sea oportu­ no. Algunos autores se preguntan si Pablo está influido en esto por el concepto griego de eternidad. El apóstol parece admitir que la eternidad ha irrumpido en el tiempo. Cerfaux afirma a este respec­ to que no hay que convertir a Pablo en un platónico 94. Seguramen­ te Pablo es más concreto y se limita a afirmar que los dones defini­ tivos o divinos han entrado en la historia y están presentes en ella, en esta nueva época, sin hacer especulaciones sobre la eternidad. El tiempo y la historia ya han sido redimidos mediante el cumpli­ miento de las promesas divinas en Cristo. Y esto mientras la histo­ ria continúa. Si estas dos cosas son compatibles; si se puede hablar de bienes salvíficos definitivos mientras duren el tiempo y la histo­ ria, no parece que preocupe mucho a Pablo. Lo que sí parece claro en él es que un carácter estrictamente definitivo no se da, ya que esos bienes pueden perderse. De ahí la necesidad de vigilar y de perseverar. Todas estas características contendría el K a ip ó c como nueva época. Como observa Gerhard Delling, el concepto de k c llp ó q es apto para expresar la situación actual, ya que evita a la vez dos extre­ mos: por una parte, el K a ip ó c es historia y es tiempo; por otra parte, en él está ya presente la eternidad. Con esto desaparece la tensión griega entre idea e historia. Pero bien entendido que la eternidad presente en el K a ip á : no puede verse como algo de lo cual el hom­ bre tiene ya posesión pacífica; el K a tp c k ha de venir siempre de nuevo y ha de ser cogido, mediante nuevos actos de fe y mediante la decisión y acción humanas 95. Cerfaux, que ha dicho antes que no se puede hacer de Pablo un platónico, afirma también: 93 G. H ierzenber ger , Weltbewertung bei Paulus nach 1 Kor. 7, 29-31, p . 31. 94 L. C erfaux , El cristiano en San Pablo, p. 53. 95 G. D elling , ibid., p. 89; G. H ierzenberger , ibid., p p . 31-32.

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