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KAIPÓX SUPERACIÓN DEL TIEMPO EN EL CRISTIANISMO La llegada al final de un milenio parece recordarnos la caduci­ dad y la fugacidad del tiempo, que pasa, que huye, que se lleva consigo nuestros años jóvenes y maduros y que parece conducirnos a la destrucción y a la nada. Ya lo decía Aristóteles: «Ser en el tiempo es ser afectado por el tiempo; y así se suele decir que el tiempo deteriora las cosas, que todo envejece por el tiempo, que el tiempo hace olvidar, pero no se dice que se apren­ de por el tiempo, ni que por el tiempo se llega a ser joven y bello; porque el tiempo es, por sí mismo, más bien causa de destruc­ ción, ya que es el número del movimiento, y el movimiento hace salir de sí a lo que existe » l . Y poco más adelante añade aún: «Es claro, entonces, que el tiempo, tomado en sí mismo es más bien causa de destrucción que de generación, porque el tiem­ po es en sí mismo un salir fuera de sí, y el tiempo sólo indirecta­ mente es causa de generación y de ser»2. ¿No habrá manera de escapar de la fugacidad del tiempo? ¿No habrá modo de superarlo? No han faltado los intentos. En varias cul­ turas y religiones del antiguo Oriente, donde setiene una concep­ ción cíclica del tiempo, se intenta volver a vivir el tiempo ideal de los comienzos, en el tiempo primordial, mediante las celebraciones del culto, según refiere Mircea Elíade: «Un sacrificio, por ejemplo, no sólo reproduce el sacrificio inicial revelado por un dios ab origi­ ne, al comienzo de los tiempos, sino que además tiene lugar en este mismo momento mítico primordial... Por la paradoja del rito, el tiempo profano y la duración son suspendidos»3. 1 A ristóteles , Fís. IV, 12, 221 a 31. 2 Fís. IV, 13, 222 b 18. 3 M. E líade , Le mythe de l’étemel retour, pp. 64-65.

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