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152 J. O. COFRÉ 4. Revisaremos a continuación algunas de las posturas más conocidas que han adoptado diversos pensadores contemporáneos. Ya se ha comentado que el objetivo central de la lógica es ofre­ cer una explicación de la relación de implicación lógica que ocurre entre las premisas y la conclusión de una inferencia correcta. Esto, dicho en términos intuitivos, significa que se debería poder ofre­ cer una explicación de por qué no es posible que de antecedentes o premisas, verdaderas se sigan consecuentes o conclusiones fal­ sas. Lo ideal, junto a una convincente explicación, es poder cons­ truir un método formal que permita advertir si hay o no en un razonamiento una relación lógica necesaria entre las premisas y la conclusión. Para conseguir estos objetivos la lógica contemporá­ nea se ha formalizado y axiomatizado al máximo, transformándose en realidad en un lenguaje simbólico artificial. El cálculo de predi­ cados y la lógica sentencial — llamados también cálculos de pri­ mer orden— son los que más han avanzado en este respecto. Los cálculos aléticos constituyen buenos ejemplos de sistemas altamen­ te evolucionados y perfeccionados en la historia contemporánea de la lógica. Un cálculo lógico libre de defectos formales debe permitir obte­ ner todas las tautologías o implicaciones lógicas a partir de un con­ junto de tautologías que se seleccionan como axiomas del cálculo y la serie de reglas de las fórmulas que surgen en el sistema. Precisamente desde 1951 han aparecido varios intentos destina­ dos a crear un cálculo deóntico libre de ambigüedades, paradojas y de otros vicios que derrumban todo posible sistema. ¿Por qué, pues, no ha sido posible, hasta la fecha, la construcción inobjetable de un sistema de lógica deóntica? Son muchos los factores que obstaculi­ zan la tarea, el mayor es éste: hasta aquí no ha sido posible demos­ trar de qué manera se establecen las relaciones lógicas entre las nor­ mas —supuesto el caso de que efectivamente las haya— si, como se suele admitir, aunque no por todos, las normas carecen de valo­ res de verdad. Como se ha dicho, el concepto de verdad es central: sin verdad no ha sido posible explicar cómo se produce la relación lógica entre premisas y la contradicción y conclusión. Todo lo cual tiene consecuencias muy graves no sólo para el pensamiento teóri­ co, sino también para el práctico. Por ejemplo, el llamado silogismo judicial sería una falacia.

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