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118 INMACULADA DUARTE BAYONA 2.3. G. W. A llport Psicólogo de este siglo, Allport se dedicó al estudio profundo de la relación entre la Psicología y la Religión. Define el vivir espiritual maduro como una disposición, consti­ tuida a través de experiencia, a responder favorablemente y en determinados modos habituales a los objetos y principios concep­ tuales, que los individuos consideran como de importancia suprema en su vida personal. Veamos, según Allport, de qué manera los valores espirituales cooperan a madurar la personalidad. Él habla de la búsqueda del Ser en cada individuo, y que esto es fundamental para adquirir la madurez: «La p e rs on a lità m atu ra ricercherà una teoria d e ll’Essere in cu i tutti i fram m en ti della sua vita emotiva sian o ordinati in modo significativo »10. Y es a través de esta integración en el Ser que la persona orde­ na toda su vida, todos sus sentimientos y adquieren un significado. Para Allport, es Dios que afirma la persona, y la forma, en la cual se realiza esta afirmación de la personalidad humana: «Posso asserire ch e Dio stesso è la suprem a espressione d i personalità, un valore n ecessario e fin a le richiesto p e r spiegare conservare tutti gli altri valori d e l l individualità»11. 2.4. P. B ovet Autor católico, pedagogo y psicologo, Bovet ha estudiado la psicología infantil y el desarrollo del espíritu humano desde la tier­ na infancia hasta la edad adulta. 10 G. W. A llport , Divenire. Fondamenti di una psicologia della personalità, Giunti-Barbera, Firenze 1963, p. 131. Traducción personal: «La personalidad madura buscará una teoria del Ser, en la que todos los fragmentos de su vida emotiva estén ordenados de modo significado». 11 G. W. A llpo rt , L’individuo e la sua Religione , La Scuola, Brescia 1972, p. 57. Traducción personal: «Puedo aseverar que dios mismo es la suprema expre­ sión de personalidad, un valor necesario y final pedido para explicar y conservar todos los demás valores de la individualidad».