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140 INMACULADA DUARTE BAYONA Podemos afirmar también lo dicho en las demás vidas de san­ tos, que son testigos de todas estas virtudes probadas. Todo lo que, apenas, hemos mencionado demuestra la plurali­ dad de personalidades y diferencias psicológicas entre los santos y cómo es posible que todos pueden llegar a vivir todas estas virtudes que constituyen la santidad. Es, pues, éste el motivo de nuestro estu­ dio: el poder observar, y, por tanto, demostrar que todas las diferen­ tes personalidades, mal llamadas «fuertes» o «débiles»71, y con otras denominaciones simplificatorias puedan llegar a la máxima perfec­ ción en la santidad, con el desarrollo de las virtudes en Cristo. CONCLUSIÓN Se pueden anotar varias deducciones que hemos aprendido en la elaboración de este estudio. 1. De las afirmaciones fundamentales en la obra de W. James, vemos que la espiritualidad es útil, porque tiene un interés práctico para el hombre en su formación y, en consecuencia, merecería la pena vivirla. Conviene al hombre, al menos desde el punto de vista de la practicidad, porque le interesa creer en algo que le inspire confianza. Se trata de creer, lo importante es creer, y esto forja la personalidad. 2. Los psicólogos científicos en sus estudios afirman que, ya desde su misma historia, la vivencia espiritual tiene un contenido de verdad. Simplemente, a nivel histórico, posee una relevancia como suceso que se repite en todas las civilizaciones. 3. Estudiando a Jung se encuentra el campo anímico con el espíritu, pues a nivel interno, dentro de la persona, la espirituali­ dad, y mejor dicho su expresión más radical, la santidad responde a las exigencias más profundas del alma, porque la redime. Las cau- 71 Véase la múltiples tipologías de personalidades según los esquemas de los diferentes psicólogos, que tantas veces no reflejan la realidad, sino la simplifican, ya que se dan frecuentemente personalidades mezcladas y no puras según las clasifica­ ciones psicológicas. En relación a esto, ver AA. W ., Psicología e vita. Come conos- cere se sterri e gli altri, Selezione dal Reader’s Digest, Milano 1985, pp. 324-325.

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